RAIMUNDO FITERO
Fraseología
De repente, en un ferragosto quebrado por su mitad, solamente se escuchan refranes, sentencias, frases que se extienden como alfombras sobre el desierto de las ideas. La calima deja poso en el hipotálamo; los helados acogotan las cuerdas vocales y solamente se puede hablar con palabras agudas. Monosílabos para refrescarse, frases hechas para desperezarse, exclamaciones para recomponer la figura ante la belleza bronceada, la r que mueve los frutos o la b que avanza arañando centímetros.
La programación televisiva del fin de semana con más fiestas patronales del año en honor de la virgen en diferentes acepciones y apariciones o milagros, es un compendio de procesiones, batallas perdidas, romerías y bailes al suelto. No se escuchan más oraciones subordinadas que las de la homilía. Los presentadores de los noticiarios redundan en el lenguaje oblicuo, en la frase opaca, en un conjunto de frases que se suponen entrecomilladas, pero que resultan formar parte de una fraseología acomodada a las circunstancias.
Es más, existe un nuevo oficio encubierto, el “negro” que proporciona frases a políticos, artistas y locutores. Si se fijan bien, con la colaboración necesaria de los medios de comunicación absolutamente adscritos a la nueva religión del copiar y pegar, nadie se dedica a desarrollar una idea, a transmitir un mensaje que tenga soporte en una elaboración de principios, influencias éticas, visión del mundo, sino que todo se resuelve con una frase que se cree brillante y que en muchas ocasiones podemos considerar como ocurrente. Hay políticos con mucha más afición a ello, es decir con un buen equipo de guionistas, pero todos buscan al publicista que les proporcione el eslogan para salir del paso; incluso para elevar su cotización. Pero este reduccionismo no es exclusivo de las descapitalizadas clases políticas en ejercicio.
La mejor con diferencia en lo últimos tiempos es la muestra de conocimiento y sensibilidad artística de Tita Cervera, la Baronesa, que preguntada por la pintura conocida popularmente como gotelé, contestó campanuda: «No creo que Gotelé sea un pintor importante porque de serlo tendrían algún cuadro suyo en mi colección».