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Seúl condiciona la reunificación a la desnuclearización de Corea del Norte

El presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, instó ayer a la desnuclearización de Corea del Norte como condición para avanzar hacia una «reunificación pacífica» de la península. Consideró que, a pesar de la profunda división entre ambos países, se debe contemplar esa eventualidad y empezar a discutir políticas realistas en ese sentido. De hecho, Lee piensa ya en cómo financiar la reunificación al proponer el establecimiento de un impuesto especial con ese objetivo.

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El 65 aniversario del fin de la ocupación japonesa de la Península de Corea (1910-1045) fue la ocasión escogida por el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, para referirse a un plan de reunificación con Corea del Norte, por primera vez de forma tan explícita desde que la tensión entre ambos países se disparó a causa del hundimiento de la corbeta surcoreana «Cheonan», el pasado mes de marzo.

Lee dijo que a pesar de las actales tensiones, la posibilidad de la reunificación no se puede descartar. A su juicio, es hora de empezar a discutir políticas realistas para prepararse para esa eventualidad, pero puso sus condiciones.

En un discurso televisado, Lee subrayó que ambos países deben garantizar la seguridad en la península, para lo que es imprescindible la desnuclearización del régimen norcoreano, por lo que instó a Pyongyang a dar lo que consideró es «un paso valiente» hacia la paz.

El mandatario indicó que una vez cumplido este requisito, «el siguiente paso (para la reunificación) sería llevar a cabo intercambios intercoreanos completos y cooperación con vistas a desarrollar de manera sustancial la economía del Norte», informó la agencia local Yonhap, citada por Efe.

El resultado, afirmó Lee, «sería una comunidad económica en la que ambos (países) trabajarían para la integración económica».

Libertad y derechos

A continuación, según el presidente surcoreano, se podrían «eliminar los diferentes sistemas y establecer una comunidad genuina, en la que se garanticen la libertad y los derechos de todos los coreanos».

Lee indicó, además, que Seúl debe considerar el establecimiento de un «impuesto de unificación» para prepararse ante una eventual reunificación en el futuro, que se calcula costaría a Corea del Sur -mucho más desarrollada que su vecino del Norte- cerca de 1,3 billones de dólares (un billón de euros)».

En este sentido, pidió que se abra un debate entre políticos y expertos sobre esta eventual tasa de unificación y los modos de aplicarla.

Para los analistas, el mensaje de Lee Myung-bak sobre Corea del Norte marca el tono político que el mandatario busca dar a la segunda mitad de su mandato de cinco años, que llegará a su ecuador el próximo 25 de agosto. Lee asumió el poder en febrero de 2008 con un programa de mano dura hacia Pyongyang, que puso fin a una década de política de reconciliación.

En su discurso, de veinte minutos, el dirigente surcoreano se refirió también a las relaciones con Japón, marcada todavía por el peso histórico de la brutal ocupación nipona de la península, y dijo que Seúl y Tokio deben buscar «medidas concretas» para consolidar sus relaciones.

Japón recuerda su capitulación con una disculpa a los asiáticos

Japón conmemoró ayer el 65 aniversario de la firma de su rendición en la Segunda Guerra Mundial con un mensaje de su primer ministro, Naoto Kan, en el que pidió disculpas por «los daños y el sufrimiento» causados por su país durante su expansión bélica, especialmente «a la gente de Asia». La ceremonia de homenaje a lo más de tres millones de japoneses fallecidos durante aquella contienda se ha visto rodeada esta año por la polémica debido a la negativa de Kan y de sus ministros a visitar el santuario militar de Yasukuni, una decisión sin precedentes desde los 80 que busca reconciliar a Japón con el resto de países asiáticos por las atrocidades cometidas por los soldados imperiales.

Más de 6.000 personas, entre ellos el emperador Akihito y la emperatriz Michiko, acudieron al estadio Budokan al acto que conmemoró la «rendición incondicional» de Japón ante los aliados, firmada por el emperador Hirohito, quien, además, negó el halo divino que hasta entonces se otorgaba a su figura en el país.

No obstante, se esperaba que un número mucho mayor de personas, en torno a las 100.000, visitara el santuario de Yasukuni, en Tokio, donde descansan los restos de varios antiguos criminales de guerra nipones -entre ellos, el primer ministro Hideki Tojo, ejecutado en 1948- y que para gran parte de la población es un símbolo del pasado militarista del país. GARA

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