El triunfo del combinado guipuzcoano puso punto y final a la segunda edición de la Liga Euskotren, aunque la polémica surgida en torno a la vencedora final empañó lo que debería haber sido el broche de oro a una temporada impoluta y magnífica en cuanto a nivel, emoción y expectación.

La embarcación de Gipuzkoa fue justa y brillante ganadora en Zarautz, pero la mala interpretación del reglamento por parte de los jueces, quienes en un principio habían entregado el titulo a las gallegas sosteniendo que éstas habían conseguido más banderas -en la doble jornada de Zarautz se entrega un único trapo a la tripulación más rápida en el computo de los dos tiempos-, las privó de una celebración más acorde.

La impugnación presentada por los delegados guipuzcoanos, quienes reglamento en mano advertían que en caso de empate de victorias en pruebas puntuables era el resultado de la última regata del calendario el que dictaba el ganador final, hizo que los jueces dieran marcha atrás a su decisión y desposeyeran del título a las gallegas.

Sin embargo, la imagen de las remeras de la «Rías Baixas» quitándose los maillots de ganadoras y entregándoselos a sus rivales sin ningún tipo de aspaviento demuestra la nobleza del remo femenino.

Todo ello, sin embargo, debería hacer reflexionar para dar paladas al frente. Aunque a la joven liga femenina de tan sólo dos añitos le quedan muchas cosas que mejorar para crecer junto a su hermano mayor, se debería trabajar para que no se repitan imágenes como la de ayer o la del propio sábado, cuando la lesión de su patrona impidió a la trainera cántabra participar en la regata por falta de recambio.

El nivel parejo entre Gipuzkoa y Galicia ha deparado espectáculo y emoción. Al contrario que en la primera edición, cuando la trainera de «Rías Baixas» se hizo con seis de las ocho banderas disputadas, el duelo apasionante y entregado entre gallegas y guipuzcoanas originó un desenlace propio de una novela de misterio. La incertidumbre por saber el nombre del ganador se prolongó hasta media hora después de terminar la temporada, lo que deja claro la lucha encarnizada en las ocho pruebas disputadas en aguas del Cantábrico y Atlántico.

Bizkaia, por su parte, ha firmado más de una gran actuación a lo largo de la temporada, aunque debido al nivel de la dupla de aspirantes al título se ha tenido que conformar con acabar tercero todas las regatas. Cantabria, que debutaba tras sustituir al combinado de Catalunya, no ha podido pasar del cuarto y último puesto.

Una liga competitiva requiere la participación de más traineras y Bizkaia debe explotar sus bases. Al igual que Galicia y Gipuzkoa cuentan con su propia liga, no vendría mal aprovechar este impulso del remo femenino para tratar de captar a futuras remeras vizcainas que nutran las tostas de embarcaciones que se irán sumando al cada vez más sólido proyecto.

No en vano, el delegado vizcaino recordaba que clubes como por ejemplo Santurtzi siempre han trabajado con chicas en banco móvil, pero que se debería «dar un impulso también al banco fijo».

Y es que, aunque en competiciones de bateles y trainerillas es cada vez más común ver a chicas jóvenes cogiendo el remo, la situación en la categoría reina dista mucho que desear, bien por las muchas horas de entrenamiento que exige una disciplina tan dura o bien por el coste que supone mantener el bote en el agua durante la temporada de verano.