Tyler Farrar alargó por segundo año consecutivo su idilio con la ciudad alemana de Hamburgo, imponiéndose, tal y como hiciera en 2009, en la carrera Pro Tour de Vattenfall Cyclassics. En la decimoquinta edición de la prueba alemana, el sprinter del conjunto Garmin -demostrando estar totalmente recuperado de la fractura de codo que le obligó a abandonar el pasado Tour- superó en los metros finales a Edvald Boasson Hagen (Sky) y André Greipel (Columbia), segundo y tercero respectivamente.

Iñaki Isasi (Euskaltel) fue el primer vasco en la meta, clasificado en el puesto 41; de hecho, fue el único representante vasco en el pelotón. Koldo Fernández de Larrea, llamado a competir con los mejores velocistas, entraba a más de cinco minutos, incapaz de seguir el ritmo de los mejores en las duras rampas de la cota de Waseberg, un muro de 700 metros con pendientes de hasta el 15%.

Quinteto protagonista

No obstante, el peso de los 216 kilómetros de los que constaba la prueba recayó en una fuga de cinco corredores, que saltaron del gran grupo a los cinco kilómetros de darse el banderazo de salida: Nikolai Trusov (Katusha), Sebastian Lang (Lotto), Gatis Smukulis (Ag2r), Anthony Geslin (Francaise des Jeux) y Robin Chaigneau (Skil-Shimano). Conscientes de que el pelotón difícilmente les iba a conceder permiso, los cinco escapados se entendieron a las mil maravillas, hasta el punto de que lograron una máxima ventaja de 16 minutos y medio.

Después de 120 kilómetros de plácida escapada, los sprinters empezaron a poner a sus gregarios en acción, reduciendo paulatinamente la desventaja respecto al quinteto. Inasequible al desaliento, Trusov intentó darle nuevos bríos a la marcha, con un ataque secundado por Smukulis y Geslin. Quizá llegaron a albergar esperanzas, ya que aventajaban al gran grupo en casi tres minutos a falta de 30 kilómetros, pero los equipos Garmin, Sky, Lampre y Milram echaron el resto para terminar de neutralizarlos.

A falta de 15 kilómetros, llegaba la última de las subidas a Waseberg. En la misma, «escapistas habituales» como Pozzato o Gilbert trataron de burlar la vigilancia del pelotón, pero los sprinters se negaron en redondo. En los últimos metros, Farrar supo valerse de tomar la rueda de Boason Hagen y arrebatarle el triunfo, alargando su idilio con Hamburgo.