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La ONU alerta de la gravedad de la situación en Pakistán

«He visto muchos desastres naturales en todo el mundo, pero nunca nada como esto». Con estas palabras, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quiso reflejar la magnitud de la destrucción causada por las inundaciones en Pakistán, país que ayer visitó y desde donde hizo un llamamiento a acelerar el envío de ayuda internacional. Tras reunirse con el presidente, Asif Ali Zardari, anunció que el jueves la Asamblea de la ONU tratará de acordar un plan de asistencia.

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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, de visita en Pakistán, declaró ayer que la organización que dirige aumentará los esfuerzos para movilizar a la comunidad internacional en la asistencia a los millones de paquistaníes afectados por las inundaciones, que han causado centenares de víctimas. Allí pidió a la comunidad internacional acelerar el envío de su ayuda para asistir a los 20 millones de damnificados de las riadas, la peor catástrofe natural de la historia del país.

La ONU pidió el envío de 460 millones de dólares para ayudar urgentemente a las víctimas, en particular las seis millones de personas más vulnerables, aunque advirtió de que serían necesarios muchos más millones a largo plazo para reconstruir los pueblos, las infraestructuras y las cosechas devastadas.

Nada más llegar a la base aérea militar de Chaklala, Ban se reunió con el primer ministro, Yusuf Raza Gilani. «La ONU emprenderá cualquier medida posible para agilizar la asistencia y acelerar el ritmo de entrega de la misma a la gente damnificada», dijo Ban durante el encuentro, según un comunicado difundido por la oficina de Gilani.

Además, Ban explicó que el próximo día 19 presentará un informe ante el pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas y tratará de movilizar a la comunidad internacional.

«Más allá»

Por su parte, Gilani admitió que «la escala y magnitud del desafío han ido mucho más allá de la capacidad de un país en vías de desarrollo y quizás incluso de un país desarrollado», por lo que pidió «solidaridad hacia Pakistán y con las víctimas». Subrayó que se requiere de «asistencia inmediata» en la provisión de tiendas de campaña, comida, material sanitario e infraestructuras para potabilizar agua, y helicópteros y botes para las tareas de rescate.

Agregó que se creará una comisión independiente para garantizar la transparencia en la distribución de los fondos y materiales de asistencia.

Por la tarde, acompañado del presidente pakistaní, Asif Ali Zardari, Ban Ki-moon sobrevoló en helicóptero algunas de las zonas más afectadas del centro del Punjab y visitó un campamento de refugiados en Sultan Kot.

En una rueda de prensa conjunta, Ban señaló que «he visto muchos desastres naturales en todo el mundo, pero nunca nada como esto. Esto todavía no se ha acabado, continuará durante semanas».

Indicó que «Naciones Unidas, la comunidad internacional y la comunidad humanitaria internacional están actuando lo más rápido posible» para brindar ayuda, pero reclamó más apoyo de la comunidad internacional. A su juicio, «estas inundaciones sin precedentes necesitan una asistencia sin precedentes. Hay que moverse rápidamente».

La ONU sólo ha recibido por ahora la quinta parte de los 460 millones de dólares pedidos a la comunidad internacional, según su Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios.

Las agencias de Naciones Unidas expresaron su preocupación ante la lentitud de la entrega de la ayuda, y temen «una segunda ola de muertes provocadas por enfermedades». El sábado se informó -luego se desmintió- de un primer caso de cólera en Swat.

La ONU cifra el número de muertos en 1.600 muertos, mientras que Pakistán lo rebaja hasta 1.384. Según Islamabad, la cuarta parte del país, cuya extensión es de unos 800.000 km2 y está poblado por 167 millones de personas, se ha visto afectada por las inundaciones.

Agricultura y ganadería

Además, las aguas han arrasado por completo la agricultura, motor de la economía del país, y han afectado enormemente a la ganadería. La ONU estima que más de un millón de las hectáreas inundadas son terrenos de cultivo, mientras que fuentes oficiales paquistaníes elevan la cifra a entre 4,8 y 6 millones.

La catástrofe golpeó primero al noroeste, una región ya muy afectada por la rebelión de los talibán y las ofensivas del Ejército para combatirlos. Luego, las aguas anegaron las regiones más prósperas de Punjab y Sindh, cruciales para la agricultura.

Baluchistán Oriental, bajo control de Pakistán, también se ha visto afectada. Centenares de pueblos han sido devastados y decenas de miles de personas desplazadas, declaró ayer un responsable de la ciudad de Jaffarabad, Sher Khan Bazai. «La situación es aterradora», afirmó.

Las agencias humanitarias de la ONU expresaron su preocupación ante la lentitud de la entrega de la ayuda, y temían que se produjera «una segunda ola de muertes provocadas por enfermedades». Naciones Unidas informó el sábado, aunque luego lo desmintió, de que se había detectado un primer caso de cólera se había detectado en Swat.

La ONU cifra el número de muertos en 1.600 muertos, mientras que Islamabad lo rebaja hasta 1.384.

La ONU indicó el sábado que un primer caso de cólera se había detectado en Swat (noroeste) y que al menos 36.000 personas padecían diarreas agudas.

"Las inundaciones han afectado a 20 millones de personas y destruyeron cosechas y reservas de alimentos que costaban varios miles de millones de dólares, lo que representa una pérdida colosal para nuestra economía", señaló el sábado el primer ministro.

Este domingo, el clima estaba más clemente, y las autoridades indicaron el sábado que no tienen previsto que haya una nueva ola de inundaciones en el transcurso de los próximos dos días.

"El nivel del agua baja poco a poco en los principales ríos", señaló Arif Mehmud, director de los servicios meteorológicos paquistaníes.

En Sind, la ciudad de Jacobabad (500.000 habitantes) estaba prácticamente desierta este domingo: el 90% de sus habitantes se fue luego de que las autoridades locales les pidió evacuar ante el riesgo de inundaciones.

En Punyab, la mayoría de los centenares de miles de habitantes que habían huido Muzaffargarh, una de las ciudades más castigadas por las inundaciones, estaban empezando a regresar, según las autoridades locales.

China guarda un día de luto mientras sigue sumando víctimas por el alud

China guardó ayer una jornada de luto oficial por las víctimas del alud de barro y piedras que hace una semana arrasó una localidad entera en la provincia noroccidental de Gansu, y donde el número de muertos ascendía según las últimas estimaciones a 1.248 y los desaparecidos a 496, según informó la agencia oficial de noticias Xinhua y recogió Efe.

A las 10.00 hora local (02.00 GMT), representantes políticos y ciudadanos de todo el país se detuvieron durante tres minutos, en memoria de las víctimas de la arrasada Zhouqu, donde un tercio de la población es tibetana. En esta localidad, miles de personas se concentraron en silencio en medio de las ruinas.

El canal de televisión estatal retransmitió imágenes del presidente chino, Hu Jintao, junto a los miembros del Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista de China (PCCh), la cúpula del Partido-Estado, reunidos y guardando silencio por las víctimas. En esos tres minutos la sociedad del país asiático paró su actividad y salió a las calles para guardar silencio mientras las sirenas y las bocinas de los automóviles sonaban en señal de duelo.

En Beijing, miles de personas se reunieron en la Plaza Tiananmen, donde la bandera nacional se izó para luego bajar a media asta, y de la misma forma lo hicieron las embajadas y consulados chinos en el extranjero. También los periódicos quisieron recordar a su manera a las víctimas, y un poco antes de medianoche tiñeron sus páginas de blanco y negro.

Además, las actividades de ocio suspendieron sus servicios y la Exposición Universal de Shanghai también canceló sus programas de entretenimiento.

En el distrito de Dongjie, en Zhouqu, donde dos tercios de sus habitantes quedaron sepultados tras el alud y 368 de los 848 residentes murieron en el desastre, miles de personas pararon las labores de rescate para recordar a los fallecidos y desaparecidos. Una semana después de la catástrofe, se trabaja sin descanso buscando cuerpos y desinfectando la zona.

A la catástrofe vivida en Gansu se une la producida en la vecina Sichuan donde en los últimos cuatro días las lluvias y aludes han dejado once muertos y decenas desaparecidos.

Por otra parte, la prensa informó ayer de que se ha encontrado con vida a diez personas cuyo paradero se desconocía, lo que aumenta las esperanzas entre los habitantes de esta zona de China que en 2008 sufrió un terremoto que causó 90.000 muertos y desaparecidos.

El gigante asiático, igual que otros países vecinos, como India o Pakistán, vive su peor monzón desde hace doce años, con más de 3.400 muertos y desaparecidos desde que se inició la temporada en mayo, y ha sufrido daños comparables a los producidos por las crecidas del río Yangse en 1998, que provocaron más de 4.000 muertos y 140 millones de desplazados. GARA

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