Israel quiere que el mundo acepte sus decisiones como propias, y más de medio mundo lo asume
La soberbia y la prepotencia con la que el Gobierno sionista avisa de que no aceptará ningún tipo de condición previa de cara a establecer negociaciones directas entre palestinos y israelíes, adelantándose a un posible anuncio por parte del Cuarteto formado por EEUU, Rusia, UE y la ONU en ese sentido, resulta incomprensible desde un punto de vista político y diplomático. ¿Quién es el Gobierno israelí para decirle a toda la comunidad internacional, incluidos sus más fieles aliados, que no aceptará ninguna condición, más aún cuando éstas son tan mínimas como alargar la moratoria para la colonización de Cisjordania? ¿Acaso aceptaría Israel que los mandatarios palestinos fijasen su misma posición diciendo «Palestina está dispuesta a llevar a cabo negociaciones directas inmediatamente, pero sin ninguna condición previa»? Lo realmente grave, en todo caso, no es la postura sionista, sino la pobre reacción de quienes tienen la responsabilidad y la obligación de lograr un acuerdo político a través de esas negociaciones, el mencionado Cuarteto. Permitir un chantaje tan evidente por intereses geopolíticos resulta inaceptable desde todo punto de vista.