Egoi Martínez disfruta de sus últimos días con la familia antes de volver a vestirse de naranja. «El miércoles que viene arrancamos para Sevilla», donde, por sexta temporada consecutiva añadirá la Vuelta a Tour y Euskal Herria.

Se trabajará con más tranquilidad una vez cerrada la renovación.

Se trabaja más tranquilo y más motivado. Es importante tener la tranquilidad de que en los dos próximos años el equipo sigue confiando en ti.

Miguel Madariaga lleva meses diciendo que la cosa está complicada, planteando incluso la posibilidad de abandonar el UCI ProTour... ¿Han temido por su futuro en algún momento?

La situación ha sido más complicada que otras veces, no sólo para nosotros. Podía ocurrir que las cosas se pusieran feas y era una posibilidad para la que había que estar preparado. Pero antes del Tour ya hubo noticias mucho más positivas y durante el Tour, más aún. Y eran fechas en las que los corredores todavía pueden estar tranquilos. Podemos estar contentos, porque se ha solucionado a tiempo y además bien solucionado.

Al final se ha renovado a un seguro como Samuel, a un corredor en plena confirmación como Antón, a una promesa como Sicard, a un currela como Rubén... ¿Qué papel adjudicamos a Egoi Martínez?

El de trabajador. He tenido mis oportunidades y mis momentos bonitos, y espero que todavía se repitan, creo que tengo nivel para conseguirlo, pero sobre todo soy un trabajador. Es lo que he sido, lo que mejor hago y para lo que me han renovado.

Cada corredor tiene sus virtudes. A todos nos gusta el lucimiento personal, a todo trabajador le gusta vivir su momento. Pero yo soy un corredor muy regular al que le cuesta ganar, así que me he centrado en otro tipo de trabajo que me ha servido para que me haya ido bien y para que hayan contado conmigo.

También es uno de los veteranos. ¿En el ciclismo es un grado o, como en otras profesiones, los jóvenes les miran con más desdén que respeto?

Yo creo que en el ciclismo es un grado y, de hecho, últimamente se ve que los corredores veteranos están funcionando y se está confiando en ellos. Pero hay que saber correr, saber cuidarse, mantener la ilusión... En el momento en que pierdes la ilusión, la edad pesa mucho, porque te empieza a apetecer hacer otras cosas, tienes familia... Entonces el rendimiento baja y los jóvenes no perdonan.

Ha renovado, así que se ve con cuerda e ilusión. Pero con 32 años, ¿uno empieza a pensar en una vida más allá de la carretera?

Por supuesto. Éste es mi último contrato en el que pienso como ciclista, única y exclusivamente con la ilusión de seguir siendo ciclista; en estos dos años me dedicaré cien por cien a la bici. A partir de ahí, las cosas irán año a año: si veo que mantengo el nivel, que la gente sigue confiando en mí, que me sigue compensando este mundo, o si tengo que pensar en hacer otras cosas. Pero aún son dos años en los que estoy convencido de que quiero seguir siendo ciclista.

Otro de los síntomas de que los años van pasando, es que se empieza a mirar atrás. ¿Qué ve Egoi Martínez cuando lo hace?

Veo que he hecho cosas que me hacen sentirme bien. Está claro que me ha faltado un punto de explosividad, velocidad y calidad para haber conseguido más cosas. Ha habido momentos en que he soñado con tenerla y ahora soy consciente de que no la he tenido y no la tendré. Pero sigo estando satisfecho porque creo que más no he podido hacer: me cuido muchísimo, vivo para la bici, hago las cosas lo mejor posible y no tengo nada que achacarme a mí mismo. Estoy orgulloso de lo que he trabajado y contento con lo que he conseguido.

La ilusión no se pierde. Es habitual oirle hablar de que quiere ganar una etapa del Tour.

Siempre que vaya al Tour intentaré ganar una etapa porque es lo máximo que puedo conseguir, pero hay que ser consciente de que lo más normal es no ganar. He estado cerca varias veces y este año, que era el que mejor llegaba, es cuando he estado más lejos de conseguirlo.

Incluso se le colocaba entre los principales candidatos al maillot de la montaña. ¿Qué pasó?

Que hemos corrido diferente, trabajando para Samuel, pero sobre todo que no estaba tan bien. Para disputar la montaña hay que coger muchas escapadas y para coger muchas escapadas hay que estar muy bien. Si las piernas no funcionan, es imposible luchar por un objetivo tan complicado.

La Vuelta no se le da mal. Puede valer para sacarse la espinita.

Espero. Setiembre siempre se me ha dado bien. Voy con ilusión, consciente de que vamos a trabajar para Igor al cien por cien, pero de que también voy a tener oportunidades. En el Tour he trabajado bien, pero a nivel personal no me he quedado satisfecho; ojalá pueda sacarme esa espina.