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I�aki Soto Licenciado en Filosof�a

Fundamentos

En estos tiempos en los que est� tan de moda el relativismo, que comenz� como cr�tica al monismo y termin� convirti�ndose en una teolog�a posmoderna, resulta inc�modo reivindicar que existen alg�n tipo de fundamentos que rigen las diferentes esferas sociales, las actividades humanas organizadas e institucionalizadas. Esas actividades son plurales por definici�n y los fundamentos que sirven para una -la actividad cient�fica, por ejemplo- no sirven para las otras -la actividad pol�tica, la �tica, la militar...-, no al menos en el mismo sentido y orden. Lo contrario del monismo es el pluralismo. El tema es complejo, pero el libro �Conversaciones con Isaiah Berlin�, del iran� Ramin Jahanbegloo, es un texto interesante y asequible para entender esta postura filos�fica. Joxe Azurmendi es el que mejor ha recogido y adaptado esas ideas a nuestra realidad, en especial en el libro �Euskal Herria krisian�.

El origen de la anterior disquisici�n no es abstracto; me la gener� el debate sobre la abolici�n de las corridas de toros y el razonamiento que para justificar su postura ofreci� el coordinador de Ezker Batua, Mikel Arana. Seg�n Arana hay que �hacerle ver a la gente que �ste no es un debate que tenga que ver con identidades nacionales�. Bueno, esa sentencia sirve para escribir un libro sobre el movimiento animalista en el mundo, pero no para ganar una batalla pol�tica contra �la fiesta nacional� en un lugar donde una mayor�a de sus habitantes se sienten miembros de otra naci�n. En general, creo que en pol�tica es un muy mal punto de partida establecer de antemano que para apoyar una propuesta concreta haya que asumir determinados fundamentos. Esa clase de razonamiento es, desgraciadamente, demasiado com�n. Mis razones para estar contra el TAV, por ejemplo, pueden basarse en mis convicciones ecologistas. Si �obligo� -primera pregunta, �c�mo?- a todo aquel que est� contra el TAV a razonar su postura en esos postulados ecologistas, estoy limitando las posibilidades de paralizar esa obra al despreciar el apoyo de quien tiene razones econ�micas, de vertebraci�n nacional o de otro tipo para oponerse al mismo.

Por otro lado, siempre hay gente que prefiere operar en el terreno moral que en el pol�tico. Lo cual es leg�timo siempre y cuando no se pretenda reducir los fundamentos de la pol�tica a los de la moral. Menos a�n los de una moral concreta.

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