Premios Donostia, Julia Roberts
IRATXE FRESNEDA
Periodista y profesora de comunicación audiovisual
Son un clásico del verano, a pesar de que durante los últimos años los nombres de los afortunados hayan sido una sorpresa que no ha sido desvelada hasta ya entrado el otoño. Esta edición, el Zinemaldia recibirá y premiará la trayectoria de una mujer a la que es muy difícil negarle la popularidad. Julia Roberts es, o ha sido hasta hace bien poco, «la novia de América», a pesar de que antes que ella hubiera otras que, como la norteamericana, cultivaron fans a lo largo y ancho del mundo y embelesaron con sus amplias sonrisas (entre ellas, la canadiense Mary Pickford, una legendaria actriz del cine mudo que, podríamos decir, acuñó el término). Julia Roberts tuvo antecesoras y tendrá sucesoras que cautiven a una legión de seguidores con su encantadora sencillez, con esa particular frescura a la hora de hacerse con un papel en una comedia. Pero, sobre todo, para ser una de «esas novias» se ha de poseer una «cualidad» imprescindible: ser como la encantadora vecinita de al lado. Y a Julia la gente cree podérsela encontrar de compras en el súper. Roberts hace tiempo que cumplió los cuarenta y esto es algo que Hollywood no le perdona a ninguna actriz que haya de servirle para hacer caja. La juventud, «ese no sequé» tan pasajero, es un reclamo imprescindible para que una diva pueda continuar siendo la protagonista de películas como «Pretty Woman». Pero más allá del estereotipo que haya venido representando la de Georgia, la actriz cuenta en su curriculum con papeles protagonistas en cintas más o menos interesantes, tales como: «Closer», «Notting Hill», «El informe Pelícano» u «Ocean's Eleven», entre otros. Sus registros se encuadran tanto en el género de la comedia como en el drama o el thriller y, ojo, jamás la hemos visto desnuda en la gran pantalla (al menos que yo recuerde). Ni siquiera las extralargas piernas que luce en «Pretty Woman» eran las suyas (dicen por ahí que eran de una tal Shelley Michelle). Sea como fuere, seguramente la de Smyrna jamás soñó con convertirse en tamaña celebridad, pero el destino, y puede que el camino que había abierto su hermano Eric Roberts, fueran los culpables de que esta mujer, de sonrisa impecable y a la que la cámara adora, haya llegado a encandilar a millones de personas. Entre ellas, a los que han decidido concederle el Premio Donostia 2010. Julia Roberts, además de venir a recoger su galardón, promocionara fuera de concurso «Eat Pray Love» (Come Reza Ama), del director Ryan Murphy. Ya queda menos.