Grecia, es decir, el Gobierno griego, debería estar satisfecho, según Bruselas, es decir, sus socios comunitarios ricos. Ayer éstos ayer le felicitaron, pues, a pesar de que su economía ha decrecido un 1,5% en el segundo trimestre del año mientras que las de sus socios han registrado subidas, el país heleno ha logrado un saneamiento presupuestario «impresionante». Claro que, para lograr ese saneamiento presupuestario, Grecia tuvo que poner en marcha una serie de medidas de austeridad, es decir, una serie de recortes de derechos a los trabajadores y clases populares. Pero la Comisión Europea dice que dichas medidas han tenido éxito y hace una valoración muy positiva, añadiendo que van por el buen camino, es decir, por el camino de mayores restricciones a los ciudadanos griegos. Dichas medidas no están contribuyendo al crecimiento económico de Grecia, sino todo lo contrario; no obstante, sus socios ricos se muestran dispuestos no sólo a felicitar, sino también activar el segundo tramo de su acción solidaria, es decir, el préstamo de unos miles de millones de euros a un interés superior al de mercado. El Gobierno griego puede estar satisfecho. Los ciudadanos griegos, no.