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ANÁLISIS LOS MOVIMIENTOS DEL VERANO EN LA REAL SOCIEDAD

Entre la coherencia y los vicios de grandeza ajenos a la realidad

A pesar de ser una entidad que acaba de salir del concurso de acreedores y que tiene que afrontar esta temporada el calendario de pagos a sus acreedores y los aplazamientos acordados con jugadores y empleados, la Real es uno de los clubes que más ha gastado en traspasos. De los fichajes que ha cerrado la Real, incluido el de Demidov a la espera de su llegada, cuatro son coherentes por necesidad y costo y los de Ifrán y Sarpong son discutibles por su precio y por tener diez jugadores para cuatro puestos ofensivos.

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Joseba ITURRIA

Después de que el Barcelona traspasará ayer a Ibrahimovic al Milan, la Real será el quinto club de Primera con una mayor diferencia entre lo que ha gastado en traspasos -4,2 millones- y lo que ha ingresado por ventas -nada-. Y debería sumarse a esa cifra los cuatro millones que cuesta la cantera cada año. Pese a que poco a poco la coherencia se impone en el club, los vicios pasados le hacen vivir ajeno a su realidad, a la de la sociedad y a la del resto de clubes que asumen que deben ingresar más por las salidas de lo que pagan por los traspasos.

Sólo Real Madrid, Atlético Madrid, el Málaga tras la entrada de un jeque árabe y un Hércules en el que el color del dinero de su propietario ha estado en tela de juicio todo el verano tienen un balance entre compras y ventas superior. La gran mayoría ha gastado menos de lo que ha ingresado por traspasos y han dejado la Liga española cantidad de buenos jugadores. Eso motivará una reducción del nivel medio de la competición que debe ayudar a la Real a lograr la permanencia.

Sobraban dos de los seis fichajes realistas, cifra a la que se llegará con el jugador defensivo del Rosenborg Demidov. Y cabe esperar que no venga en los próximos días, lo que implicaría que la Real ha sido capaz de pagar por el traspaso de un jugador que llegaría gratis el 1 de enero. Hasta en uno de los pocos fichajes, junto a los de Sutil y Tamudo, en los que la dirección deportiva ha actuado como la mayoría de los clubes, se han ofrecido 150.000 euros. El fútbol tiene otra lógica y hay que evitar pagar traspasos.

Por ello sobraban los de Ifrán y Sarpong. Uno se ha hartado de leer durante semanas que el fichaje de Ifrán por 1,5 millones era poco menos que una oportunidad gracias a una lesión de gravedad, que en un jugador que se base en la potencia física y velocidad resulta muy arriesgada.

Ojalá el fichaje de Ifrán dé un gran resultado, pero no se pueden crear grandes expectativas en un jugador que a los 23 años no ha salido de Uruguay, que tiene tantos habitantes como Euskal Herria y del que a nada que destacan los futbolistas emigran. El nivel de la la liga uruguaya se puede comparar al de la Segunda B. El Getafe, que ha ingresado 20 millones en la venta de Pedro León y Soldado, sólo ha gastado 2,5 en el traspaso de Adrián Colunga, clave en la salvación del Zaragoza al marcar 7 goles en 17 partidos tras ser fichado en enero. Y tiene 26 años. Y el Valencia ha pagado cuatro millones por Aduriz, 29 años y 12 goles el año pasado, tras ingresar por ventas 87,5.

Juanjo Lorenzo, cuando vivía su mejor época como director deportivo de Osasuna, decía sobre la premisa de no gastar nada en pagos por traspasos que «te puedes equivocar deportivamente en un jugador, pero no económicamente». Luego se olvidó de esa premisa y lo pagó... La Real no puede asumir el riesgo de equivocarse deportiva y económicamente con un jugador al que además ficha por cinco años.

Su fichaje además es innecesario porque la Real tiene diez jugadores para los cuatro puestos más ofensivos. Justo el año en el que se ha tenido que pagar 2,5 millones para recuperar a un delantero que ha dado sus mejores años lejos de la Real porque se cometió el mismo error de fichar muchos jugadores caros en su puesto, cuando Agirretxe ha sido el máximo goleador de la pretemporada y Viguera el jugador más destacado. Con los tres y Tamudo sobraba para un equipo en el que Lasarte siempre ha alineado un delantero. Y también alguno de ellos, Dani Estrada o Aranburu podían ser recambios para Xabi Prieto. Porque la Real tampoco puede pagar un traspaso por un suplente del donostiarra.

En las restantes incorporaciones la Real ha sido coherente. Era necesario fichar dos delanteros, no tres, y un jugador de banda izquierda y Llorente, Tamudo y Sutil son opciones que a priori parecen acertadas. Aunque nunca es recomendable fichar jugadores defensivos, si sólo viene Demidov y gratis permite tener una opción más para el futuro de todos los puestos defensivos, en los que Mikel González puede jugar en unos laterales en los que comenzarán como titulares dos jugadores que debutan en Primera sin renovar unos contratos que expiran en junio.

Los técnicos también han sido coherentes al no fichar a ningún medio centro que cerrase el paso a Illarramendi, Ros o Albistegi. El primer equipo tendrá 25 jugadores, con el mutrikuarra y Toño Ramírez con ficha del Sanse, y 17 de ellos han sido formados en Zubieta. Y eso también es un ejercicio de coherencia después de que esa receta sirviera para superar el momento más crítico.

Por eso hay que aprender de los errores y no sólo debe acabarse con el vicio de grandeza de gastar en fichajes lo que no se tiene, porque eso a corto plazo le va a obligar a desprenderse de los mejores productos de la cantera. También deberá tener claro cuál es su objetivo. Aperribay se ha equivocado esta semana al dar a entender que es Europa. Por presupuesto la Real debe marcarse la permanencia como único objetivo y lograrla cuanto antes. Si hay tiempo para aspirar a ir a Europa, vía Liga o vía Copa, mejor, pero ése no puede ser el objetivo.

Tampoco debería ser el objetivo de la Real demoler un estadio construido hace 17 años con dinero y terreno público para obligar a la sociedad a costear un nuevo campo con 80 millones más IVA. Éticamente no es de recibo que el club pida aún más dinero a las instituciones cuando Kutxa y Diputación casi han perdonado decenas de millones de deuda y encima son los mejores patrocinadores para la camiseta a un precio fuera de mercado.

Compensar con otra aberración la que supone que el Ejecutivo de López vaya a aportar un dineral al nuevo campo del Athletic no es correcto. Mejor pedirle dinero para la Fundación de Zubieta con un uso público más claro que el que se ha querido buscar en San Mamés. Y deportivamente un campo para 41.000 espectadores al que sólo acudirían 23.000 ó 25.000 -una previsión de más de 30.000 abonados es irreal para una provincia como Gipuzkoa- no es preferible a jugar en un estadio de 32.000 con esa misma asistencia.

Porque a pesar de los aires de coherencia del nuevo Consejo, está contaminado por los de grandeza que llevaban a su presidente a hablar ayer de que la Real es grande. En Primera sólo hay dos grandes y, entre el resto, la Real está muy lejos de muchos clubes económicamente. Pensar que la solución de eso es la inmobiliaria, en un terreno que además no es de su propiedad, no es nuevo y sí irreal y poco ético.

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