El año 2010 se ha convertido en el más mortífero para los soldados estadounidenses en Afganistán, con más de 300 muertos entre sus filas, desde que Washing- ton y sus aliados invadieran el país y provocaran una guerra que dura ya nueve años. Sólo en la jornada del martes murieron cinco militares estadounidenses, lo que eleva a 23 los fallecidos en los últimos cinco días.

De los 80 soldados extranjeros muertos en agosto, el tercer mes más letal para las fuerzas de ocupación en estos años, 56 eran de EEUU, según el balance de AFP en base a los datos de la web independiente icasualties.org.

Con 490 soldados extranjeros muertos en ocho meses, de los cuales 323 son estadounidenses, 2010 se anuncia como el año más mortífero después de que 2009 batiera ya el récord de bajas mortales (521) desde comienzos de la guerra a finales de 2001. En 2009 murieron 317 soldados estadounidenses.

El martes en Kabul, el general David Petraeus, comandante de las tropas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, reconoció que los talibán ganan terreno. Sin embargo, ve en el número alarmante de bajas entre las tropas extranjeras una consencuencia del esfuerzo militar acrecentado de parte de EEUU.

Petraeus señaló que el incremento de sus ataques responde a que los ocupantes han aumentado sus recursos y eliminado sus refugios. «Y cuando los santuarios del enemigo son amenazados, éste replica. En varias ocasiones he dicho que este año sería más difícil» para las fuerzas extranjeras «antes de hacerse más fácil», concluyó.

Este desastre para las tropas de EEUU se produce cuando, bajo la presión de una opinión pública reticente a que sus soldados sigan partiendo a lo que considera un atolladero, Obama reafirmó el martes que la retirada de las tropas comenzará a mediados de 2011. Confrontado a tensiones en el seno de su Administración y con el Ejército, indicó que el ritmo de retirada de los soldados dependerá de la situación en el terreno.

Tres ataques aéreos de las tropas paquistaníes llevados a cabo la noche del martes contra un bastión de los talibán de Pakistán en el valle de Tirah y un cuarto realizado ayer por helicópteros armados en la región de Kurram, ambas zonas cercanas a la frontera con Afganistán, se saldaron con la muerte de al menos 55 supuestos insurgentes y doce civiles,