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Iker Bizkarguenaga Periodista

Un poco de sentido común en la mochila antes de ir al monte

Por contra, aquellos que han sido y son protagonistas directos de las repetidas e insistentes preguntas no han sido invitados. Vamos, que no ha habido ni presencia normalizada ni no normalizada El veto ha sido absoluto

Cuando el actual máximo responsable de EITB asumió su cargo, a principios de verano del año pasado, una de las primeras cuestiones que dejó clara, para alborozo de los hooligans del Gobierno del cambio, era que la presencia de portavoces de la izquierda abertzale en la radiotelevisión pública iba a ser de todo menos normalizada. Tampoco es que antes lo fuera, todo hay que decirlo, pero el hasta entonces periodista de Vocento enfatizó que su nueva casa no iba a ser «caja de resonancia sistemática de portavoces y representantes de formaciones ilegalizadas».

Añadió algo así como que cuando hubiera alguna noticia de verdadero interés informativo que estuviera relacionada con ese sector de la sociedad vasca -que, a mí me consta, paga sus impuestos igual que el resto-, pues que quizá les daría un poco de cancha, para que pudieran dar su opinión. Y en esas nos quedamos.

Casualmente, el mismo día en que el director general era nombrado por el Parlamento, Arnaldo Otegi ofrecía su última entrevista en Radio Euskadi. Fue el 18 de junio de 2009. Ha pasado más de un año desde entonces y muchas cosas en este país. Entre otras, que Otegi ya no puede dar entrevistas a ninguna radio porque está encarcelado.

Y en todo este tiempo, uno diría, así a botepronto, que en el 90% de las entrevistas que han seguido a aquella del 18 de junio, en esa misma emisora y en ese mismo programa, a los entrevistados se les ha preguntado, sistemáticamente, por cuestiones relacionadas con la izquierda abertzale. En otras emisoras y cadenas del ente ha pasado más o menos lo mismo.

Porque, no vamos a negar la mayor, desde junio de 2009 la izquierda abertzale alguna noticia sí que ha generado.

Todos los entrevistados, por supuesto, al ser preguntados han dado su legítima opinión. Y, casi siempre, ésta ha sido extremadamente crítica con el objeto pasivo de la pregunta. Casi podría pensarse, si uno fuera malpensado, que no lo es, que se les preguntaba precisamente para eso, para que criticaran.

Por contra, aquellos que han sido y son protagonistas directos de las repetidas e insistentes preguntas no han sido invitados a ofrecer su versión. Vamos, que no ha habido ni presencia normalizada ni no normalizada. El veto ha sido absoluto. Es como si después de cada partido del Athletic saliera Camacho a comentar la jugada. Tan surrealista como una película de Buñuel.

Viene esto a cuento de que EITB presentó ayer en Gasteiz su programación para el próximo curso, y entre tanta apuesta por los informativos, los deportes y tal, a mí personalmente no me quedó muy claro, quizá porque nadie dijo nada al respecto, si esta actitud va a seguir como hasta ahora o si los rectores del organismo público van a darse cuenta de que lo que están haciendo resulta extremadamente ridículo. Y es que, puestos a conquistar el Aconcagua, también podrían reconquistar un poco del sentido común perdido.

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