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La moderada euforia de Israel contrasta con la desazón palestina

Es un capítulo más de la falacia negociadora que se abrió en Oslo. La parte israelí se sienta en la mesa tras haber negogiado lo suyo con su aliado y mediador estadounidense, mientras que la palestina llega a regañadientes, mutilada y amenazada por la Espada de Damocles de la política de hechos consumados que practica el Estado sionista. Las reacciones de ambos bandos, esperanzada la una y desolada la otra, ilustran la asimetría del actual proceso negociador.
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Dabid LAZKANOITURBURU

Los medios de comunicación israelíes, incluso los que como el diario «Haaretz» son muy críticos con el gobierno más sionista -que ya es decir- que haya conocido Israel en su corta historia, coincidían en dar pábulo a la esperanza y en mostrar incluso su «sorpresa», en algunos casos admiración abierta, por un primer ministro, Benjamin Netanyahu, que ensalzó al presidente de la Autoridad Palestina (ANP) en Cisjordania, Mahmud Abbas, como «socio para la paz».

De vuelta a Tel Aviv, y contagiado por ese clima, Netanyahu se adelantó a lo que se prevé como por lo menos un año de reuniones quincenales entre ambas partes y evocó la posibilidad de celebrar un referéndum ante un hipotético acuerdo de paz.

Por de pronto, Israel ha logrado una foto que supone su reconciliación total con la Casa Blanca de Obama -tras momentos de tensión en los últimos meses- y ni siquiera se ha visto forzado a anunciar una prórroga en la moratoria a la construcción de nuevas colonias judías.

Y eso que ha logrado que Abbas se comprometa a sentarse nuevamente en la mesa a mediados de mes, 10 días antes de que expire la moratoria.

En esta línea, un gesto de ampliar su vigencia por parte de Netanyahu en los próximos días, o incluso en, o tras, la segunda ronda negociadora, permitiría a Israel presentarse como conciliador y dispuesto a ceder para permitir la consecución de un acuerdo. Cuando, realmente, no haría otra cosa que congelar temporalmente un proceso de colonización de la ocupada Cisjordania que viola toda la legislación internacional.

La cuestión iraní

La utilización de los palestinos como moneda de cambio, no sólo por parte de Israel sino por los regímenes árabes, es una constante en la historia.

En este sentido, no falta quien vincula la repentina «fe negociadora» de Netanyahu con un intercambio de cromos con EEUU respecto a la única potencia regional -destrozada Irak- que preocupa a Israel, Irán.

Israel ansía un escudo antimisiles -suministrado por EEUU- que le asegure frente a Irán y sueña con una guerra abierta contra la República Islámica. Y sabe que Obama le exige, en ese gran juego, una contrapartida: sentarse a «negociar».

Hamas se hace presente

Cruz de la moneda, la delegación negociadora de la ANP vuelve a casa de vacío -con la amenaza de la reanudación de la colonización en el aire- y con una sensación de déjà vu. «Es lo de siempre, bellos discursos y negociaciones que no llevan a ninguna parte», se lamentaba un miembro de la delegación.

En teoría, los palestinos deberían tener todas las de ganar en un proceso negociador serio pero llevan 17 años, desde Oslo, cediendo posiciones.

Y, además, ahora son representados por una fuerza, la vieja guardia de Al-Fatah, odiada por corrupta y contemporizadora con el enemigo israelí.

En este contexto, los recientes ataques de Hamas -y su anuncio ayer de que 13 grupos palestinos han unido fuerzas para incrementar su presión armada-, son una manera de estar presente en un proceso negociador del que han sido, desde el primer momento, excluidos.

Con los ataques a grupos de colonos, Hamas rompe a su vez su moratoria -equiparable a la de Israel- en los ataques y pone sobre la mesa uno de los problemas más sangrantes, el de la anexión constante de territorio palestino por el sionismo y su plan del Gran (Eretz) Israel.

El Movimiento de la Resistencia Islámica recuerda así a los impulsores de estas negociaciones, léase EEUU, que está ahí, y que ningún acuerdo será posible sin contar con su aquiescencia. Y, de paso, mueve del asiento negociador a Abbas.

IMPERTURBABLE

Israel se ha mantenido imperturbable en la mesa pese a los ataques contra colonos, lo que contrasta con situaciones similares con anterioridad. ¿Madurez negociadora? Más bien cálculo político.

Abbas y la Autoridad Palestina no tienen ninguna carta que jugar

El diario «Haaretz» seguraba en su edición de ayer que EEUU presiona a la Autoridad Palestina para que no abandone las negociaciones aunque Israel reanude la construcción de colonias judías en Cisjordania.

Al margen de que la información sea cierta -podría formar parte de una estratagema negociadora para vender luego un gesto como concesión-, lo cierto es que, al margen de esta cuestión de la moratoria, la ANP y Abbas tienen escaso margen de maniobra y tanto Israel como EEUU conocen de antemano su posición.

Saben que la mutilada parte palestina no podrá renunciar a que Jerusalén Oriental esté bajo su hipotética soberanía, aunque estaría dispuesta a permitir a Israel que conserve grandes colonias en esta zona de la ciudad tres veces santa.

Se baraja, además, con que la ANP renunciaría a exigir a Israel que asuma su responsabilidad histórica con los millones de refugiados palestinos, que se convertirían en un problema interno del futuro estado palestino.

En procesos de negociación anteriores, la ANP insistía en que todos los refugiados pudiesen elegir entre distintas formas de ser compensados, con una remuneración económica o con su regreso a Israel, bien que en determinados cupos.

La ANP estaría dipuesta a asumir la presencia de la OTAN en Cisjordania y en el Valle del Jordán y a intercambiar territorios, en principio similares. También habría asumido que muchas de las grandes colonias judías pasen a manos de Israel. Por lo que toca a la de Ariel, en el centro de Cisjordania, estaría dispuesta a conceder a sus colonos la cudadanía palestina. D.L.

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