La Superliga 10/11 echa a andar con novedades y los mismos representantes que la temporada pasada para el fútbol vasco. Athletic, Real, Lagunak y Eibar repiten experiencia en la máxima categoría del fútbol femenino, que esta vez presenta la amenaza del descenso.

Ésa es, tras la remodelación que sufrió el torneo la pasada temporada, la principal novedad. Siete equipos perderán la categoría para que, ya a partir de la próxima campaña, 18 escuadras peleen entre sí, sin grupos ni calendarios diferenciados.

Este fin de semana serán 23 los equipos que, divididos en tres grupos, se pongan en marcha. La primera fase concluirá el próximo doce de setiembre y, partir de ese momento, la competición se dividirá entre aquellos que pelean por el título y los que aspiran a salvar la categoría. Un abanico de aspiraciones que abarcan los representantes vascos al completo.

El más ambicioso es, como de costumbre, el Athletic. Con Alberto Berasaluze al frente -esta vez desde el principio, después de que el pasado mes de febrero relevara a Iñigo Juaristi-, las rojiblancas quieren reverdecer laureles, pese a que han perdido a dos jugadoras de referencia, Eba y Erika. El resto de la columna dorsal se mantiene, con un par de incorporaciones y la habitual llegada de chicas del filial.

También ha perdido a dos jugadoras importantes el Lagunak -Arizkuren, que ha colgado las botas, y Marta Luna, becada por la Universidad de Indianápolis-, que mantiene el resto del bloque e incorpora a tres jugadoras procedentes del filial. La principal novedad pasa por el banquillo, con la llegada de Rubén Berrogui.

También hay cambio al frente de los dos equipos guipuzcoanos. José Manuel Etxabe se hace cargo de la Real, con la intención de volver a situarla en el grupo de las mejores; Juan Carlos Iza llega a un Eibar totalmente renovado, que aspira a salvar la categoría sin más apuros de los necesarios.

Los cuatro compartirán grupo con el Prainsa zaragozano, Valladolid, Oviedo y el Reocín cántabro.