La edición 58 del Donostia Zinemaldia de este año 2010, a pesar de sus números redondos, se presenta como una inevitable consecuencia de la crisis económica que atenaza a la industria del cine. En la presentación del Aquarium, no se pudo brindar por la suerte de una programación forzosamente austera, porque, según palabras del propio director saliente, Mikel Olaciregui, estamos en plena época de vacas flacas. Al final, dio las gracias a los nuevos patrocinadores y, al nombrar una conocida marca de café, hubo en la sala una unánime petición para que venga George Clooney, que es su imagen en las campañas publicitarias. Pero habrá que conformarse de momento con la anunciada Julia Roberts, cuya presencia física sí está garantizada para recibir el Premio Donostia. En el pasado curso, la estratagema funcionó, gracias a que el enorme potencial de Brad Pitt como estrella mediática restó importancia a la ausencia de grandes películas, pero es que la Roberts llega ahora con una película precedida de muy malas críticas. También quedó demostrado en el 2009 que una buena Concha de Oro ayuda a allanar el camino, aunque lo que ofrece la Sección Oficial que nos espera del 17 al 25 de setiembre son habas contadas.

No hubo sorpresas en la presentación de ayer por la mañana, y más bien habría que hablar de imponderables. Como lo es el que Roman Polanski siga sin poder viajar para recibir el Premio Fipresci de la Crítica Internacional por «The Ghost Writer», y como lo es asimismo que aún no esté cerrada la composición definitiva del jurado internacional. La ausencia de nombres importantes en la programación se justifica por la mala cosecha del películas en el 2010, que ha llevado a una selección para Zabaltegi Perlas bastante anónima o con realizadores poco conocidos. La lógica dice que, si no se han podido reunir títulos llamativos en otros festivales, tampoco se le puede exigir a Donostia que saque conejos de la chistera.

Y si la programación del 58 Donostia Zinemaldia es fruto de la actual coyuntura, no queda otro remedio que convenir en que el cine de ficción está de capa caída y los actores se pueden quedar en el paro. No sólo hay una sección dedicada al documental, rebautizado como «no ficción», sino que los documentales se reparten por el resto de secciones, con lo que alguien no avisado que aterrice en Donostia podría pensar que se encuentra en el Festival Punto de Vista de Iruñea. Esperemos que se trate de algo pasajero, accidental y tal.