El inicio del curso escolar arroja datos y anuncia tendencias que conviene analizar con rigor. El primer dato a resaltar es el del aumento del número de matriculaciones en la oferta educativa euskaldun. En Ipar Euskal Herria el numero de matriculaciones en Seaska, y el número de ikastolas, aumentan. Aunque la falta de espacio en alguna de ellas y la preca- riedad de los convenios firmados con el Ministerio de Educación francés sean evidentes, la realidad demuestra que la oferta de enseñanza en euskara se asienta y se expande gradualmente. Sin obviar los graves problemas que los estudiantes tienen para acceder a ciclos superiores de enseñanza en euskara, la tendencia al alza es clara. En Hego Euskal Herria, esa tendencia se repite, más pronunciadamente en los herrialdes de la CAV: motivo suficiente para que los responsables de Educación reflexionen y maniobren. Responsables de obediencia española, conviene señalar, y por tanto, ajenos al proyecto nacional vasco.

El nuevo curso viene marcado por globos sonda y proyectos experimentales que esconden una intención clara. El modelo experimental trilingüe, ya avanzado en Nafarroa, y Educación para la Ciudadanía, que incluye la anunciada visita de ciertas víctimas con su discurso constitucional y antieuskaldun. Genéricamente, la inmersión lingüística no es mala y, de hecho, cuanto mejor se aprenden otras lenguas, mejor se conoce la propia. Ahora bien, cuando ven que el modelo en euskara avanza imparablemente y el de castellano se estanca sistemáticamente, traer el inglés para obstaculizar el euskara y plantear en una realidad educativa del 70% de matriculación en euskara sólo un 20% de horas escolares en esa lengua es grave y se debe denunciar. Y la propaganda doctrinaria con ciertas víctimas también.

Frente al adoctrinamiento y las medidas contra el euskara, una enseñanza euskaldun que ayude al aprendizaje y fomente la educación es un desafío estratégico poderoso que requiere una acción práctica constante.