Un informe revela cientos de casos de pederastia en la Iglesia belga y 13 suicidios
GARA |
El informe de la comisión sobre denuncias de abusos sexuales por parte de religiosos en Bélgica ha revelado 475 casos de pederastia en el seno de la Iglesia católica y que al menos trece de las víctimas se suicidaron.
El estudio de la comisión, creada por la Iglesia y en el que se recogen cientos de delitos de pederastia cometidos entre los años 50 y 80, fue presentado por el ex presidente de la comisión, el psiquiatra infantil Peter Adriaenssens, quien denunció las «presiones» y la ley del silencio que ha imperado durante décadas en el seno de la Iglesia belga sobre este asunto.
A lo largo de 200 páginas, se recogen los testimonios de varios centenares de antiguos alumnos de instituciones educativas católicas que entre 1960 y 1985, principalmente, sufrieron abusos de religiosos.
Uno de los apartados más escalofriantes es el de los suicidios de las víctimas de abusos, ya que se han confirmado trece casos y se ha contabilizado otras seis tentativas. Según explicó Adriaenssen, «en cuanto a los suicidios, la realidad es aún peor de lo que pensábamos».
En el informe aparece el testimonio de una de una de esas víctimas que intentó suicidarse tras ser obligado a mantener relaciones sexuales con un sacerdote en un internado y que explica que ha decidido vivir lejos de Bélgica, donde lleva cuatro años de terapia. «Cada noche debía pasar por su habitación para estar con él. Si no lo hacía, él llamaba a mis padres para inventar alguna excusa que me obligara a ir», explica en una carta en la que afirma que el cura le dijo que iba a «conocer la intimidad y ternura humana» con él y «poco a poco».
Otra víctima que ha denunciado abusos explica que tras el episodio pasó de «niño violado a adulto abusador», comportamiento que le llevó a cometer agresiones sexuales contra menores y ser condenado a ocho años de prisión.
Los testigos, a quienes se ha respetado su anonimato en el informe, hablan de violaciones por vía anal y oral, así como de masturbaciones, en su mayoría en dependencias de la Iglesia.
Dos tercios de las víctimas, con edades entre 12 y 15 años, eran varones y un 90% flamencos.
La investigación también revela que uno de cada dos religiosos acusados por las víctimas ya han fallecido. Pese a ello, Adriaenssens apuntó que para los denunciantes «la muerte del agresor no es el final» de su trauma, por lo que esperan que se ponga fin «a un gran embuste histórico».