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La dimisión de Thilo Sarrazin alivia, pero no cierra el debate de la integración

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La renuncia del socialdemócrata Thilo Sarrazin como consejero del Bundesbank causó alivio al Gobierno de Angela Merkel, pero sus polémicas afirmaciones sobre judíos y musulmanes, por las que ha sido acusado de racista y antisemita, abrieron una caja de Pandora, según los analistas y el debate sobre los fracasos de la integración se mantiene abierto.

Sarrazin, que expone en su libro «Alemania se desintegra» una teoría sobre un «gen judío» y estimó que Alemania «se embrutece» por influencia de los inmigrantes musulmanes, llegó a un acuerdo con el banco central alemán para renunciar a su directorio a finales de setiembre.

No obstante, este acuerdo no acabará necesariamente con la polémica.

Las afirmaciones de Sarrazin causaron un gran escándalo en Alemania, donde fueron objeto de fuertes críticas por parte de responsables políticos de todas las tendencias, pero también apoyadas por parte de la población.

En Alemania, que cuenta con más de 80 millones de habitantes, viven 15,6 millones de extranjeros o alemanes de origen extranjero y unos cuatro millones de musulmanes. Por lo general, los inmigrantes son más pobres que el resto, tienen menos estudios y mayores índices de desempleo.

Importante respaldo

Según algunos sondeos, la mitad de los alemanes aprueban lo afirmado por Sarrazin.

Para el politólogo Oskar Niedermayer, «hay un potencial suficiente de electores» para crear un partido que defienda los puntos de vista de Sarrazin, que, según el sociólogo de origen turco Necla Kelek, «ha puesto el dedo en la llaga» respecto a los fallos de la integración y ha provocado un debate inimaginables hasta no hace mucho.

Por el momento, el Partido Socialdemócrata (SPD), que planea excluir de sus filas a Sarrazin, bajó en los sondeos, tras una tendencia al alza de varios meses.

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