Derrota en San Mamés homenaje
El olfato lo puso el rival
San Mamés levantó el telón liguero con traspié. El Athletic tiró de todo su repertorio para enganchar a la parroquia rojiblanca, pero el acierto tuvo sello colchonero. Los goles de Diego Forlán y Tiago dejaron los tres puntos en el casillero del Atlético.
ATHLETIC 1
ATLÉTICO 2
Amaia U. LASAGABASTER
Dos semanas después de que un testarazo de Llorente premiase la practicidad, resolviendo un partido soporífero, el Athletic dio un giro de 180 grados. Para bien y para mal. San Mamés levantó el telón liguero disfrutando con la versión que más le gusta de su equipo, pero también sufriendo con el primer revés de la temporada.
Los dos extremos, en definitiva, del eterno debate futbolístico. Ganar, matando a rival y espectadores a base de bostezos; o morir con las botas puestas. En el deporte profesional, no hay duda, el fin por encima de los medios; si de lo que se trata es de engancharse al fútbol, menos aún, el choque de anoche en San Mamés gana por goleada.
Así que, por mucho que en junio sean los resultados los que evalúen la temporada, o que el peso de los puntos parezca aumentar en estas primeras jornadas, a los rojiblancos habrá que agradecerles que hicieran todo lo que habían prometido. Porque hubo agresivididad, intensidad, concentración, ritmo, pelea... Todos esos «puntos fuertes» de los que hablaba Joaquín Caparrós la víspera. E incluso alguno más, porque anoche el repertorio ofensivo de los bilbainos no se limitó a los pelotazos, córners y faltas.
Prácticamente todo lo hizo bien el Athletic. Salvo un par de detalles. Faltó finura en los últimos metros, error habitualmente mortal; y se dejaron un par de huecos al rival. Igualmente letal, sobre todo si enfrente se encuentra Diego Forlán. El uruguayo no dejó escapar su oportunidad y ya son doce los goles que le ha hecho al Athletic a lo largo de su carrera.
El mazazo llegó pronto, a los once minutos, con una gran jugada de Agüero por banda izquierda, que tocó Simao antes de que Forlán mejorase sus estadísticas en San Mamés. Sólo cambió el marcador porque el Athletic afrontó el reto como lo había hecho de inicio. Imprimiendo un ritmo imposible de mantener, impidiendo que el Atlético tocara más de dos veces el balón, buscando constantemente la portería de De Gea. El equipo transmitía y la grada vibraba, pero la losa del 0-1 no se movía. Entre otras cosas porque tanto ímpetu no se tradujo en excesivas llegadas claras al área colchonera: el ímpetu local se frenaba ahí. Bien porque faltaba acierto, bien porque Quique Sánchez Flores ha espabilado definitivamente a su defensa, De Gea prácticamente no tuvo que intervenir.
Un par de remates de Toquero, en eterna pelea con Godín, una contra de Llorente, un disparo en busca de la escuadra de Susaeta o un disparo de Gabilondo desde la frontal permitieron que, al menos, el Athletic se fuera al descanso con las esperanzas de remontada vivas.
Un buen susto
Estuvieron a punto de venirse abajo nada más reanudarse el choque, cuando Forlán encontraba un agujero para habilitar a Forlán. Se la jugó Gurpegi y colaboró con la emoción Undiano. Un penalti podía haber matado el partido y el colegiado prefirió situar la falta pegada a la línea.
Así que, todavía vivo -aunque ya sin el que había sido su mejor jugador, Gurpegi, que pagó la falta con una lesión-, el Athletic siguió aferrándose a su sueño. Sin perder la convicción, aunque cada vez con más problemas. El ritmo y los minutos empezaban a pesar, el Atlético trataba de parar el choque y la posibilidad de la remontada empezó a verse superada por la de la puntilla colchonera.
Joaquín Caparrós quemó sus naves, pero el gol volvió a llegar en la portería local. El equipo de Quique acabó por encontrar la contra que buscaba y, a diez minutos del final, Forlán condujo el balón para que, entre Simao y el recién incorporado Tiago, acribillasen a Iraizoz.
Cuando ya todo parecía perdido e incluso el impulso de la grada empezaba a decaer, el Athletic sacó fuerzas de flaqueza para un último arreón. Con premio. Una buena jugada de Óscar De Marcos por la izquierda dejó el balón en boca de gol para que Llorente apuntillase el 1-2 y prolongase la emoción de la noche. Poco faltó para que Fernando Amorebieta, ya en el descuento, redondeara una recta final de infarto.
Pero es el Atlético el que está en racha y los tres puntos acabaron cogiendo el avión rumbo a Madrid.