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Martin Garitano Periodista

Día de gansos

Corría 1972, en vísperas de la fiesta de gansos en Lekeitio, cuando más de doscientos salvajes a sueldo del Estado acribillaron a tiros a Joxe Benito Mujika y Mikel Martínez de Murgia en el piso que ocupaban.

A Xenki lo fusilaron cuando salió al balcón en busca de aire, después de que los hombres del cabo Iglesias hicieran estallar una granada lacrimógena en el interior de la casa. Su compañero, Mikelón, pidió un médico y trataba de abrir la puerta cuando un criminal lo acribilló a balazos hasta seccionarle el cuerpo por la mitad.

Xenki y Mikelón eran dos combatientes por la libertad. Dos militantes de ETA. Corría 1972 y eso era de las cosas más dignas que se podían ser en Euskadi.

Unos carniceros revestidos de uniforme verde, a las órdenes de un psicópata apellidado Hidalgo, de triste recuerdo en esta tierra, los asesinaron cuando estaban indefensos.

Aquel día Santi Brouard se enfrentó a aquel tricornio embrutecido en el Ayuntamiento y se lo dijo con tanta serenidad como firmeza: «Hoy no hay fiesta en Lekeitio. Este pueblo no está para fiestas». Cuentan que Hidalgo montó en cólera, pero su histeria se dio de bruces con la firmeza y convicción de Santi. Aquel año no hubo fiesta de gansos en Lekeitio.

Han pasado 38 años y, también en plena celebración de San Antolín supimos de la iniciativa de ETA en favor de un proceso democrático que posibilite hacer realidad el sueño de Xenki y Mikelón.

Han sido muchos años. Y muy duros. Pero no es aún tiempo de hacer recuento y balance. Ya llegará ese día.

La iniciativa de los independentistas y el acuerdo de ETA de acompañar el proceso político con su decisión de alto el fuego abren de par en par las puertas a la emancipación de Euskal Herria en el corazón de Europa.

Por eso hoy es tiempo de esperanza, porque aunque los herederos del tricornio de Hidalgo y sus responsables político lo nieguen, el tiempo de la libertad está cerca.

Lo niegan pero saben que el sueño de libertad, el de la independencia, el mismo que llevó a Xenki, Mikelón y el propio Brouard a la lucha, está más cerca que nunca. Gracias, además, a su entrega y sacrificio.

El día de gansos, este año, sí hubo fiesta en Lekeitio. Y en toda Euskal Herria.

Y en el portal número 36 de la calle Tendería alguien depositó dos claveles rojos. Claveles de recuerdo y esperanza.

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