La escudería Ferrari dio un fuerte golpe de mano en su casa. Monza volvió a vivir una tarde mágica para los miles de ferraristas presentes con el triunfo de Fernando Alonso y el tercer puesto del podio para Felipe Massa. De hecho, sólo el piloto de McLaren Jenson Button estuvo a su altura, logrando evitar el doblete del cavalino rampante y quedándose muy cerca de obtener el triunfo.

El resultado de ayer vuelve a comprimir una lucha por un Mundial que parecía un mano a mano entre Webber y Hamilton. El piloto de Red Bull, finalmente sexto, salió fatal, aunque pudo sumar unos valiosos puntos a base de tesón. De esta guisa, el piloto australiano vuelve a liderar el Campeonato.

Lewis Hamilton fue el gran derrotado. El inglés arrancó con su habitual agresividad, y logró situarse a la estela de Massa. Pero intentó colarse por donde no había sitio, y el toque que le dio el brasileño hizo que se le rompiera la dirección de la rueda delantera derecha. Lógicamente, Hamilton se saldría de pista antes de salir de la segunda curva.

Sólo quedan cuatro pruebas para que acabe el mundial y hay cinco pilotos en 24 puntos de margen, ya que, además de Alonso y Button, que logró un meritorio cuarto lugar, Vettel se ha unido a una pelea que promete ser encarnizada y que ganará quien menos errores cometa.

Sin diferencia entre los primeros

Pero si hay alguien responsable del triunfo de los de Maranello, ése fue el grupo de mecánicos. Fernando Alonso demostró que tiene pocos rivales en cuanto a ritmo de carrera, pero de no haber sido por sus ayudantes el ovetense se hubiese tenido que conformar con la segunda plaza.

Pese a disfrutar de la pole position, Button le ganó por la mano en los metros iniciales; de hecho, el propio Massa, que después se limitó a asegurar su tercera posición, estuvo a punto de adelantar a su jefe de escudería.

El vigente campeón mundial no pudo quitarse a Alonso de encima, pero aguantó los envites del español. De hecho, Alonso desistió de atacar a su rival y se jugó la baza de los boxes.

Guerra de nervios

Pero la escasa diferencia entre los primeros, amén de un incidente en los boxes, en el que debió intervenir una ambulancia debido a un accidente que afectó a un mecánico de la escudería Hispania, hizo que se retrasase mucho, quince vueltas, el cambio de neumáticos. La guerra de nervios entre McLaren y Ferrari estaba servida.

Así, igual que salió cruz en Bélgica, a Ferrari le tocó cara en Monza. Alonso, que entraría una vuelta más tarde que Button, tuvo a unos mecánicos dispuestos a batir todos los récords; el asturiano apenas tenía margen, pero logró salir por delante. Button trató de superar a su antagonista tras la meta, pero Alonso le cerró la puerta. A partir de ahí, su ritmo lo llevó al triunfo.

Cabe destacar también la carrera de Vettel. Después de una mala salida, se olvidó de sus errores y alargó el obligado cambio de neumáticos hasta la última vuelta. Finalmente mantuvo su cuarta posición, volviendo a situarse en la lucha por el mundial.