La izquierda abertzale ha dado ya muchos e importantes pasos como resultado de un gran debate, de un análisis amplio de la situación, tomando en consideración opiniones y criterios, sugerencias y propuestas tanto de agentes sociales y sindicatos como de diferentes grupos políticos. Han sido meses de trabajo político, arduo y constante, a pesar de que las condiciones para ello no han sido óptimas; a pesar de que muchos que promovía un diálogo para la solución del conflicto estén ahora mismo entre rejas, dispersados en prisiones españolas y francesas; a pesar de que no han cesado las detenciones, y muy a pesar de que el Estado español continúa manipulando la situación política, valiéndose de instrumentalizar el dolor de las víctimas o de ilegalizar partidos.

Y es precisamente porque todos somos víctimas de una misma situación e injusticia política por lo que debemos presionar a los políticos a que no desaprovechen esta buena oportunidad. Debemos exigir que reaccionen del modo más inteligente posible ante esta nueva situación, que es una buena oportunidad de demostrar a vascos y quienes sin serlo residimos aquí, a todas las miradas internacionales que en estos momentos tienen puestos sus ojos en qué pasos se van a dar a partir de ahora, que van a trabajar para que realmente sea una realidad la solución de un conflicto o la paz que todos perseguimos. Los partidos políticos no pueden descaradamente caer en el error y en la contradicción de sus propias demandas y actos políticos. Primero dicen que no a la violencia y ahora dicen que no al diálogo, dicen que son demócratas y excluyen gran parte de la sociedad y partidos con nombre y apellido, dicen que quieren la paz y, cuando se les presenta sobre la mesa esa tan necesaria posibilidad de diálogo, se dan la vuelta y no lo quieren. ¿Cuál es el verdadero temor de estos partidos? ¿Perder el poder político y económico? ¿Que el País Vasco decida por sí mismo sin imposiciones su futuro político o desenmascarar todas las verdades de corrupción y antidemocracia españolas?

No es tiempo de juegos sucios ni de más guerras sucias, urge que esta nueva situación se trate con inteligencia, desde una actitud más justa y honesta, donde poder iniciar un proceso de cambio en el que todas las partes estemos implicadas, donde se busque justicia para todas las partes, donde realmente nos garanticen que unos y otros tendrán que hablar, ceder, acordar siempre con el mismo fin que todos buscamos que no es otra cosa que la paz y el derecho a decidir de todo el pueblo vasco.

No podemos quedarnos en la rabia y el deseo de venganza, debemos avanzar, crear y procurar las condiciones necesarias para ir sanando dolores y sufrimientos, para sanar una sociedad sometida por intereses políticos perversos y maquiavélicos. Necesitamos que los políticos nos garanticen que no desaprovecharán este momento histórico. La izquierda abertzale ha tirado sus fichas. Debemos seguir tirando fichas desde todas las partes, tan inteligentemente como para poder dar jaque mate al dolor y la injusticia que se vive desde hace años en Euskal Herria por no saber jugar limpiamente.