El primer ministro de nipón, Naoto Kan, derrotó claramente a su rival Ichiro Ozawa en las elecciones internas a la presidencia del gobernante Partido Democrático (PDJ), lo que le permite seguir al frente del Ejecutivo para tratar de «revitalizar Japón», un país muy inestable políticamente.

El jefe del Gobierno de Tokio recibió una mayoría de 721 puntos frente a los 491 recabados por su único rival, el diputado Ozawa. El complejo sistema de votación otorga diferente valor al sufragio de los 411 legisladores, los 2.400 miembros de las asambleas regionales y los casi 340.000 militantes de la formación socialdemócrata.

Los cargos de presidente del partido gobernante y jefe del Ejecutivo van aparejados, por lo que si Ozawa hubiera vencido, se habría convertido en el tercer relevo en un año y el sexto en cuatro años.

«Agradezco a los militantes, a los electos locales, a los diputados, pero sobre todo, a la gente que me apoyó», declaró Kan, en el céntrico hotel de Tokio donde los miembros de su partido emitieron su voto.

El premier contaba, según sondeos citados por AFP, con el apoyo de dos tercios de los nipones. Aunque el público no participara en estos comicios internos, la popularidad de Kan ha jugado a su favor.

«Japón está en medio de la corriente. Reitero mi determinación de hacer todo lo posible para dejar un Japón revitalizado a la siguiente generación», dijo.

Vaivén inestable

Kan, un ex activista que -a diferencia de muchos de sus predecesores- no pertenece a poderosas dinastías políticas, llegó al poder el pasado 8 de junio sustituyendo a Yukio Hatoyama, quien consiguió poner fin al medio siglo de hegemonía del Partido Liberal Democrático, pero que se vio obligado a dejar el cargo ocho meses después por su baja popularidad por incumplir su principal promesa electoral, la del cierre de la base militar de EEUU en Okinawa.

En su corto mandato, Kan se ha alejado de promesas idealistas de cambio y ha optado por un mensaje pragmático a favor de apuntalar la recuperación económica y la salud fiscal de Japón. El ex ministro de Finanzas de Hatoyama ha situado entre sus prioridades el empleo -cuyo índice alcanza el 5% en la isla-, así como la necesidad de implementar una reforma tributaria.