Si algo bueno y bonito tiene la Vuelta de este año es que el jersey rojo está más caro que nunca. Si algún ciclista tiene el objetivo de vestirse con ese maillot al término de la carrera, va a tener que sufrir muchísimo antes de hacerse con él.

Eso les está pasando exactamente al italiano Vincenzo Nibali (Liquigas), que ayer recuperó el liderato tras aventajar a Joaquim «Purito» Rodríguez con un tiempo considerable en la contrarreloj de 46 kilómetros disputada en Peñafiel, y al propio ciclista del Katusha, que parece haber perdido toda opción de triunfo final.

Jornadas atrás, el catalán intentó de todas las maneras hacerse con el jersey de líder, aún con el vicaino Igor Antón en la carrera, para llegar a su tierra como primero en la clasificación. Cuando el ciclista de Galdakao se tuvo que retirar, el de Katusha venció la etapa, pero se quedó a 4 segundos del liderato que tenía Nibali.

Tuvo que esperar al lunes pasado, cuando venció Mikel Nieve (Euskaltel Euskadi), para recuperar el liderato. Pero, sólo 48 horas después de hacerlo, Nibali se lo arrebató de las manos, dejando bien claro que no va a dejar escapar la opción de poderse llevar la victoria final.

Además, a la Vuelta se le ha unido ahora un nuevo competidor, el corredor del Xacobeo Galicia Ezequiel Mosquera, que ayer realizó una gran contrarreloj, finalizando a 2.13 del vencedor, el eslovaco Peter Velits, y colocándose segundo en la general, a tan sólo 37 segundos de Vincenzo Nibali.

En cuanto a Velits, de 25 años y campeón del Mundo sub 23 en 2007, se adjudicó su primera victoria profesional ante la sorpresa de los grandes favoritos. Un éxito inolvidable y rentable para el corredor de HTC-Columbia, que resistió en la montaña cerca de los mejores, un invitado peleón que no era de cartón piedra, sino real.

El ciclista de Bratislava cruzó de la sexta a la tercera plaza en la general, a 2 minutos del líder, el italiano Vincenzo Nibali. Por su parte, el luxemburgués Frank Schleck asciende a la cuarta plaza, a 3.42 del líder.

La etapa de hoy supone la penúltima posibilidad de sprint de la Vuelta 2010, a la espera de lo que pueda influir el viento que, en principio, se prevé de cara y escasamente peligroso durante los 148,9 kilómetros prácticamente llanos de recorrido entre Valladolid y Salamanca.