«De hecho, algo extraño les sucedía a los trabajadores de Eternit: morían. Ciertamente, todo el mundo tarde o temprano tenemos que dejar este valle de lágrimas; así es el ciclo de la vida y nunca ha habido manera de cambiarlo. Pero entre los empleados de la multinacional suiza sucedía algo muy particular: casi todos sufrían una forma de trastorno respiratorio, que les provocaba tos constante y un número anormal terminaba sus días precozmente, sin tiempo para disfrutar de su merecida jubilación, después de una enfermedad pulmonar mortal». Este es uno de los párrafos del libro «La lana de la salamandra», escrito por Giampiero Rossi y que Angel Cárcoba, experto y miembro de CCOO, ha traducido y coordinado para llevar a cada rincón la lucha que emprendieron hace años los trabajadores de la ciudad de Casale Monferrato contra la multinacional Eternit por haberles contaminado con amianto, lo que en realidad supuso una sentencia de muerte para muchos trabajadores y ciudadanos.

Cárcoba, acompañado por Jesús Uzkudun, responsable de Salud Laboral de CCOO de Euskadi, recordó que la intención de este libro es extender la lucha que unos familiares y trabajadores de esa ciudad italiana emprendieron un día en contra de la muerte que les llegaba desde esa empresa. No es la única pelea activa, ya que la batalla contra el amianto se extiende a lo largo del mundo, pero, a juicio del experto de CCOO, se deben aunar entre los familiares, los trabajadores, los abogados, los jueces y los periodistas, con el objetivo de que aumente esa bola de nieve. «Es lo que Giampiero Rossi llama la estrategia del caracol. Poco a poco avanzaron en esta lucha y, por fin, los responsables de Eternit fueron condenados, aunque se está a la espera de los recursos de la compañía».

Angel Cárcoba recordó ante los congregados de la charla que comenzó esta lucha contra el amianto cuando «todavía el dictador Franco vivía. En la clandestinidad compañeros del sindicato de Sevilla y Cerdanyola del Vallès hablaban de la peligrosidad del amianto». Desde entonces trabaja para romper lo que denomina la «conspiración del silencio». Los empresarios utilizaron ese mineral cancerígeno porque les era más económico y «no les importó la salud de los trabajadores». Ante este grave problema, no sólo se han silenciado los labios de las administraciones públicas y de los empresarios, sino que se obliga a las víctimas a acudir a procesos judiciales provocando, como dijo Jesús Uzkudun, «una segunda o tercera tortura».

Romana Blasotti

Cárcoba explicó que de «La lana de la salamandra» le impresionó «la fuerza de Romana Blasotti, viuda de Mario Pavesi. «Ella vio morir a su marido y a cuatro familiares más, sin que trabajaran de forma directa con el amianto. Estuve en marzo en Italia y comprendí la fuerza de esa mujer luchadora a sus 81 años que, junto al poyo de sindicalistas como Bruno Pesce y Nicola Pondrano, sentaron en el banquillo de los causados a dos de las personas más ricas del mundo: Stephan Schmidheiny y el barón Louis Cartier de Merchienne, dueños de las empresas Eternit en el mundo, bajo la acusación de desastre ambiental intencionado y omisión dolosa de normas de seguridad».

El experto y veterano sindicalista recordó que 100.000 personas mueren al año por un mesotelioma pleural causado por el amianto. «Esta sí es una verdadera pandemia en la que no se castiga a los culpables». Hasta el año 2030 se calcula que fallecerán en la UE alrededor de 500.000 trabajadores».

Angel Cárcoba pretende que se cree un Tribunal Penal Internacional en lo laboral que aborde este grave problema que «está costando la vida a miles de trabajadores». Para activarlo, está convencido en la experiencia italiana para «implicar al conjunto de la sociedad».