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Oihana Llorente Periodista

Los pilares de la tierra

Desaliento, impotencia, rabia, terror... un sinfín de sentimientos encontrados hicieron mella en muchos de nosotros y nosotras durante la mañana del martes. El despertar del tan anhelado  ciclo no parece abandonar las temibles y terribles pesadillas del escenario anterior.

El veto impuesto a la manifestación de Adierazi EH!, así como las detenciones de nueve militantes independentistas buscan esbozar el inmovilismo político del que están haciendo gala el Ministerio de Interior español y la Audiencia Nacional.

Pero toca mover ficha. Se empeñan en intentar romper el tablero y arrebatar la esperanza y la ilusión de los que nos jugamos mucho más que una partida de ajedrez. Pero toca mover ficha, y de ello se ha hecho eco hasta el ``Financial Times''.

A la ciudadanía vasca en general, y a la izquierda abertzale en particular, lo que le toca es no perder la ilusión y la esperanza. Tras la tempestad suele venir la calma. Y a Euskal Herria también llegará. Algún día, después del tormentoso periodo que nos aguarda, llegará el ansiado escenario, siempre y cuando ejerzamos la presión necesaria para que los mínimos democráticos básicos en cualquier escenario de cambio sean una realidad.

Es la esperanza, la ilusión y las ganas de trabajar lo que quieren arrebatarnos con este tipo de operaciones. Una ilusión que no abandonó a Erika Bilbao tras sentir de cerca las garras de la represión, ni a Sandra Barrenetxea ni a Eneko Compains tras ver en sus carnes la tortura, ni mucho menos a Ugaitz Elizaran tras seis años de cautiverio por ser joven y rebelde.

Los ciudadanos vascos arrestados el martes, personas que según Rubalcaba cuentan con «un perfil bajo para poder dinamizar a proetarras», son, sin embargo, personas muy conocidas en sus localidades y ámbitos de trabajo. Personas que invierten su tiempo en la construcción de una sociedad más justa y basada en una igualdad real; que trabajan a destajo en defensa de su lengua milenaria o de una educación en valores. Ciudadanos que en definitiva construyen y defienden los cimientos de su pueblo. Los pilares de su tierra.

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