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Maite SOROA | msoroa@gara .net

A pesar de la evidencia, desconfían

Una nueva redada contra ciudadanas y ciudadanos vascos confirma que en la democracia a la española el que llama a la puerta de madrugada no es el lechero, sino el siniestro Rubalcaba. Y a algunas aún les parece poco.

Ayer, en «ABC», Edurne Uriarte denunciaba el «cinismo» del ministro del Interior porque dijo que la redada es la muestra de que el Gobierno «no va a modificar ni un ápice» su estrategia.

Lo criticaba Uriarte porque «su política antiterrorista de la segunda legislatura es radicalmente distinta de la primera. Cuando el cambio ha sido total y ha pasado de la negociación a la represión». Bueno, lo de la represión le parecía estupendo.

Pero sigue en su crítica a la negociación porque, asegura, «no era una respuesta puntual a una tregua decidida unilateralmente por ETA, sino una puesta en acción de una concepción política determinada de Zapatero sobre el terrorismo, al menos sobre algunas formas de terrorismo, las de izquierdas y las islamistas». Ya empezamos a mezclarlo todo.

En cualquier caso, Uriarte se alegra porque «es una excelente noticia que Zapatero y los ejecutores de sus decisiones como Rubalcaba se hayan rendido a las tesis antiterroristas neocons. Que por fin crean en ellas. Que reconozcan incluso que las acciones del brazo político, la movilización social, como dijo ayer Rubalcaba, son esenciales para la supervivencia terrorista». O sea, que es estupendo que se hayan dado cuenta de que era ella la que tenía razón. Bueno, ella, Mayor Oreja, Aznar y Bush, supongo.

Pero tampoco se crean que las tiene todas consigo la suspicaz Edurne, que sigue desconfiando como un chino cuando mira a una tragaperras. Lean el final: «A no ser, claro está, que lo dicho por Rubalcaba sobre la inexistencia de un cambio no sea un ejercicio de cinismo sino la estricta verdad. Y que la política de este Gobierno no haya cambiado, en efecto, un ápice y estemos asistiendo a una función de teatro que enmascare, en realidad, la continuación de la negociación. Con Zapatero y Rubalcaba de por medio, no cabe descartar esa posibilidad». Pues que conste que a la inmensa mayoría de la gente le parecería mejor eso que la vuelta a la rueda de la guerra.

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