Un huracán, una borrasca o una galerna son perturbaciones atmosféricas que pueden afectar a territorios de mayor o menor tamaño y que son capaces de durar más o menos tiempo. Para su estudio, predicción y seguimiento se utiliza una clasificación que tiene en cuenta sus características espaciales y temporales, así como el hecho de que se rigen por leyes físicas diferentes.

Algunos de estos fenómenos pueden llegar a tener una dimensión que oscila entre los 2.000 y 10.000 kilómetros y durar entre un día y un mes. Entre ellos se encuentran los anticiclones y las borrascas. Se les conoce como sistemas de tipo macroescala o de escala sinóptica. Si nos fijamos en los mapas del tiempo que aparecen habitualmente en los medios de comunicación veremos que son de tipo sinóptico.

Otros, por el contrario, pueden afectar a áreas geográficas muy pequeñas, de hasta 2 kilómetros de extensión y tener apenas unos minutos de duración. En este caso se trataría de acontecimientos muy locales como cambios en la dirección del viento a consecuencia de una tormenta o una galerna costera. En nuestra clasificación son los que se consideran de tipo microescala.

En un punto intermedio están las perturbaciones que más impacto tienen en nuestras vidas y que se conocen como de tipo mesoescala. Abarcan áreas entre los 2 y los 2.000 kilómetros y pueden durar desde unas decenas de minutos hasta uno o dos días. Debido a su importancia se subdividen en otros tres grupos. Alpha para fenómenos como pequeños huracanes (200-2000 kilóemtros; 6 horas-2 días); Beta para vientos de montaña, grandes tormentas... (20-200 kilómetros; media hora- 6 horas); y Gamma para la mayoría de las tormentas, tornados... (2-20 kilómetros; 3-30 minutos).