Deportación de romaníes desde el estado francés
Líderes europeos hacen causa común con París contra la comisaria Reding
Buena parte de los líderes europeos se aliaron ayer con París para censurar las palabras de la vicepresidenta europea, Viviane Reding. Esto propició que apenas se debatiera sobre la actitud del Estado francés, que además ha dicho que seguirá con las expulsiones de romaníes.
GARA | BRUSELAS
Los líderes europeos debían discutir ayer sobre las expulsiones de gitanos rumanos y búlgaros desde el Estado francés, pero las declaraciones realizadas esta semana por la vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, sirvieron para que gran parte de los dirigentes comunitarios se cebaron con ella y así evitar crearse problemas criticando al Elíseo, uno de los pesos pesados de la UE.
La polémica de las expulsiones alcanzó su clímax al principio de esta semana cuando la vicepresidenta del Ejecutivo co- munitario y responsable de Justicia calificó de «vergüenza» las expulsiones de gitanos y anunció la previsible apertura de procedimientos de infracción por supuesta violación del derecho comunitario, apostillando que «nunca pensé que tuviese que volver a ver una situación de este tipo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial».
Tras estas palabras, El Elíseo montó en cólera y Reding se vio obligada a recular pidiendo disculpas a Sarkozy, que antes le había sugerido acoger en su Luxemburgo natal a los gitanos.
Comentarios exagerados
No obstante, el gesto de la disculpa pareció ayer ser irrelevante para todos aquellos líderes que cargaron contra Reding. Tanto es así que el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, tuvo que recordar -tras haber marcado distancias por la mañana respecto a los comentarios de Reding- que su vicepresidenta ha retirado sus palabras, e hizo un llamamiento «a otros» para que corrijan sus «comentarios exagerados».
Durante la mañana, el mismo Barroso tuvo un enfrentamiento verbal con Sarkozy sobre «los insultos a su país», que algunos asistentes calificaron de «violento». El presidente de la CE no quiso calificar el tono de la discusión y lamentó la «retórica» de París contra la Comisión.
Otros líderes europeos, como la canciller alemana, Angela Merkel, o el primer ministro británico, David Cameron, consideraron también «desafortunadas» las palabras de Reding, aunque -como también hizo Barroso- defendió el papel de la Comisión como guardiana de los tratados que, entre otras cuestiones, deben garantizar la libre circulación de los ciudadanos de la Unión Europea.
El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, también se apresuró a criticar las palabras de Reding, y señaló que su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, ya habría ofrecido en la reunión explicaciones «relevantes» para expulsar a los gitanos, por lo que pidió no prejuzgar al Estado francés.
El primer ministro luxemburgués, Jean Claude Juncker, apuntó que la política francesa «no es condenable», contrariando así a su compatriota Reding, aunque afeó su conducta a Sarkozy por sugerir que los gitanos fueran deportados a Luxemburgo.
Por su parte, el presidente rumano, Traian Basescu, expresó su apoyo a la Comisión Europea por su «reacción» respecto a las deportaciones, aunque también se distanció de las palabras pronunciadas por Reding.
En una rueda de prensa ofrecida después del acalorado debate, Basescu valoró que, aunque haya habido errores en las formas de expresarlo, le parece totalmete correcta la postura que ha adquirido la Comisión Europea respecto a esta cuestión.
Unos 1.700 gitanos «en situación irregular» han sido expulsados del Estado francés desde finales de julio, anunció el ministro francés de Inmigración, Eric Besson, acompañado por el titular de Interior, Brice Hortefeux.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, aseguró que Angela Merkel también procederá a desmantelar «los campamentos ilegales». Sin embargo, Berlín desmintió haber hablado con Sarkozy al respecto.
No hay duda de que la polémica por la persecución del Gobierno francés a la comunidad romaní ha desatado una tormenta de grandes dimensiones en el seno de la Unión Europea.
La peor parada en este asunto, por el momento, ha sido la vicepresidenta de la CE, Viviane Reding, que ha sido utilizada como cabeza de turco para evitar condenar la actitud de El Elíseo.
Ayer, tras el acalorado debate, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, trató de calmar a los países miembros de la UE presentando una serie de conclusiones y compromisos.
En primer lugar, todos reconocieron que «un estado tiene derecho a tomar medidas para hacer respetar el estado de derecho», como defendía el Ejecutivo francés. Segundo, como decía Durao Barroso, reconocen que la Comisión debe «velar por el respeto del derecho comunitario». En tercer lugar, los gobernantes europeos «toman nota» de la declaración de Barroso, distanciándose de las declaraciones de Reding.
Y los últimos dos puntos señalaban el compromiso de volver a tratar el asunto en una próxima reunión, teniendo como base el respeto mutuo. GARA