CRÓNICA LAS OTRAS HISTORIAS
Del sionismo heredado a la defensa de la tierra palestina
Estadounidense de origen judío, Bekah Wolf participó de joven en un campamento sionista en los Altos del Golán. Actualmente vive en una aldea Palestina y trabaja en un proyecto de resistencia a la ocupación. el 11-S y las consiguientes guerras de Irak y Afganistán cambiaron su percepción de la realidad, y su vida, radicalmente.
Marc FONT I BEIT UMMAR
El 11-S de 2001 el mundo cambió. Los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York, que causaron la muerte de casi 3.000 personas, tuvieron muchas consecuencias. La administración Bush implantó la doctrina de la guerra preventiva y no tuvo reparos en invadir Afganistán e Irak. En algunos lugares de Occidente, los árabes se convirtieron en sospechosos y en diana de la rabia de parte de la población, que se sentía amenazada por un tipo de ataques desconocidos hasta la fecha. En la Universidad de Nueva York, l racismo hacia los árabes, especialmente por parte de las organizaciones de estudiantes sionistas, aumentó y sus oficinas fueron víctimas del vandalismo.
El 11-S de 2001, la vida de Bekah Wolf empezó a virar radicalmente. Wolf, nacida en Santa Fe (Nuevo México, EEUU), era una estudiante judía de la Universidad de Nueva York que se sentía orgullosa de sus raíces y que defendía la política de Israel hacia Palestina. Nueve años más tarde, Wolf reside en Beit Ummar, una población agrícola situada a medio camino entre Belén y Hebrón (Cisjordania), se ha convertido en una activista contra la ocupación de Palestina y se ha casado con Musa -miembro del Comité Popular de Beit Ummar-, con el que hace seis meses tuvo una hija.
Proyecto contra la ocupación
Trabajando como activista junto a los estudiantes árabes contra las guerras de Irak y Afganistán, Bekah empezó a cuestionarse profundamente su visión del mundo y en 2003 visitó, por primera vez, Palestina de la mano de un grupo llamado Judíos Contra la Ocupación. Pasados tres años, y con el Movimiento de Solidaridad Internacional, puso los pies en Beit Ummar, donde encontró a Musa y juntos han desarrollado el Proyecto de Solidaridad Palestina (PSP). La organización planta cara a la ocupación israelí de tierras palestinas mediante la «acción directa no violenta». Así, por ejemplo, si un grupo de colonos destruye cultivos en Beit Ummar -básicamente olivos y vid-, des del PSP impulsan su replantación. También se manifiestan semanalmente contra el muro que divide gran parte Cisjordania y que, según advierten, en los próximos años también va a penetrar en el pueblo, en el que sólo el 55% de la tierra está en manos palestinas.
«Ningún estado ni gran organización internacional está realmente defiendo los derechos de los palestinos, pero EEUU son, después de Israel, el país que más apoya las políticas de ocupación», asegura Wolf. Aparte de denunciar la posición de su país en el conflicto, también carga contra el estado judío «porque intenta confundir a la gente para que piensen que si estás contra Israel, estás contra los judíos». Bekah defiende que tan importante es el trabajo en Palestina como en el resto del mundo, con el objetivo de modificar el status quo actual. En este sentido, considera básico «romper el mito de que si no eres prosionista no puedes llegar a los principales cargos políticos de los Estados Unidos».
Añoranza de su país
No niega que si tuviera suficientes recursos le gustaría vivir junto a su marido y su hija medio año en su país de origen y medio año en Beit Ummar, pero comenta que la misión de los activistas es quedarse porque «la política del estado de Israel es hacer la vida aquí tan difícil que los palestinos quieran huir. El simple hecho de no marcharse es una de forma de resistir».
A pesar de que no es muy optimista, Bekah es un ejemplo de que las cosas pueden cambiar. Ella ha pasado de participar en un campamento sionista en los Altos del Golán -territorio sirio ocupado por Israel-, a defender la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones como la única forma de presión efectiva. Y su familia, incluso su hermana -que es rabina-, ha modificado completamente su visión del conflicto y tiene como principal preocupación las condiciones de vida de la hija de Bekah y Musa.