Unanimidad en torno al sentido común
Las reacciones al comunicado de ETA dirigido a la comunidad internacional mantienen la línea establecida por los agentes políticos respecto al anterior comunicado. Los representantes unionistas sostienen que su valoración negativa es unánimemente compartida dentro de la sociedad vasca, cuando resulta evidente que en realidad se limita a PP y PSOE, partidos relevantes pero que en Euskal Herria no constituyen una mayoría social, por mucho que ostenten el poder. Esa supremacía responde a la aritmética electoral que generan las ilegalizaciones, que pervierten de arriba a abajo las normas básicas de la democracia. Por eso mismo no deja de sorprender que una de las «víctimas» de esa lógica de guerra, el PNV, muestre semejante urgencia por contener la ilusión que este momento político genera en gran parte de la sociedad, incluidas las bases jeltzales. Su estrategia pretende presentar al PNV en el centro, pero la insistencia en subrayar lo negativo y en mantener una postura maximalista le sitúan más alejado de las fuerzas soberanistas que del Gobierno español, pero también ajeno al sentir de gran parte de su base social.
Por otro lado, José Luis Rodríguez Zapatero se hallaba ayer en Catalunya en precampaña y, curiosamente, no hizo referencia al comunicado. Quizá, entre otras razones, porque su electorado en el conjunto del Estado español no es a este respecto tan homogéneo como quiere aparentar la postura oficial del Gobierno y, porque, en lugares como Catalunya, no resulta electoralmente rentable posicionarse contra el diálogo político y contra la resolución de un conflicto que guarda similitudes estructurales evidentes con la situación catalana. La supuesta unanimidad vuelve a fallar.
En Euskal Herria existen varios principios que concitan un acuerdo mayoritario: el conflicto vasco es de raíz política; su naturaleza política transciende la existencia de ETA; su resolución vendrá del diálogo y del acuerdo; la comunidad internacional puede ayudar pero la clave la tienen la sociedad vasca y sus representantes; todas las partes deberán ceder y a su vez todas ganarán con ese acuerdo. Principios que reúnen un apoyo unánime y, sobre todo, una gran dosis de sentido común.