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ZINEMALDIA

Julia Roberts y Javier Bardem: llegan, posan y sonríen

Ya está aquí. La actriz Julia Roberts llegó pasadas las 21.00 a la capital guipuzcoana, donde hoy -a las 20.00, en el Kursaal-, recibirá el Premio Donostia 2010 a su carrera profesional. Le acompañó Javier Bardem, con quien comparte cartel en «Eat, pray, love», largometraje que se proyectará en la Sección Oficial fuera de concurso. El otro gran protagonista de la jornada fue Pasqual Maragall, cuyo testimonio en «Bicicleta, cullera, poma» fue extremadamente emocionante.

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O. LARRETXEA-A. KAMIO |

La llegada estaba prevista para las 20.45, pero ya desde las 15.00 la gente se agolpaba frente al Hotel María Cristina para ver desde primera fila a Julia Roberts, quien esta noche recibe el Premio Donostia. Entre el público, de lo más variado por cierto, algunos con carteles, que buscaban captar la atención de la actriz y conseguir, con un poco de suerte, un autógrafo. «This is a present for you», rezaba una blanca cartulina que sostenía entre sus manos un hombre ya entrado en edad. Las más jovencitas portaban grandes póster y fotos. Una chica, incluso, la mostraba con un grande marco, como si la hubiese llevado tal cual desde casa.

«La novia de América» no era la única estrella a quien se esperaba anoche, pues un cuarto de hora más tarde debía llegar el actor Javier Bardem -ambos comparten cartel en «Come, reza, ama», largometraje que se proyecta tanto a las 9.00 en el Victoria Eugenia, como a las 11.45 y a las 21.00 en el Kursaal. Ésta última tras la entrega del premio-. Y al final, el último llegó primero.

Pasaban pocos minutos de las 21.00 un coche oficial de Zinemaldia llegó con el actor español. Con sólo abrir la puerta del vehículo, Bardem provocó la histeria entre las fans. Tras saludar con un efusivo brazo a Mikel Olaciregui, director del festival, el canario se acercó hasta la primera fila, donde no escatimó en autógrafos.

Los gritos de «¡Bardem!, ¡Bardem!» se vieron interrumpidos con la llegada de ella: Julia Roberts. Enfundada en un ceñido vestido y subida a unos vertiginosos tacones, bajó de la furgoneta con una sonrisa resplandeciente, aunque las gafas de sol que llevaba impedían verle los ojos. Bardem acudió de inmediato a su encuentro, y ambos, tras abrazarse, se saludaron cariñosamente con un beso en la mejilla. Mikel Olaciregui, quien miraba la escena de cerca, se acercó a la actriz, y tras intercambiar unas palabras, ella le rodeó con los brazos. Tras un último saludo dirigido al gran público y a los medios que se agolpaban en los flancos, Bardem y Roberts, cogidos de la mano, subieron junto a Olaciregui, las escaleras del hotel María Cristina.

Otra cara del Alzheimer

Mañana se celebra el Día Internacional del Alzheimer y, queriendo o sin quererlo, Zinemaldia acogió la proyección de un documental que retrata en primera persona una de las fases de esta enfermedad. «Bicicleta, cullera, poma», dirigida por el catalán Carles Bosch, se sumerge en el día a día del ex president de la Generalitat de Catalunya, Pasqual Maragall, y el Alzheimer que le fue diagnosticado en otoño de 2007. Su presentación fue una de las más esperadas por el público donostiarra, ya que el aforo del Auditorio Kursaal se vio casi completo. En el mismo pase se vivió también uno de los momentos más emotivos de esta edición, ya que el propio Maragall acudió a la cita acompañado por el realizador de la cinta y varios miembros de su familia. Y la emotividad siguió siendo palpable en la rueda de prensa que ofrecieron Bosch y Diana Garrigosa, esposa de Maragall y presidenta de la Fundació Pasqual Maragall, que fueron recibidos entre aplausos en una abarrotada sala de prensa.

Bosch ha «perseguido» durante dos años al ex president en su vida cotidiana pero «sin forzar» las situaciones. «Desde el principio me di cuenta de que era imposible sostener el documental con entrevistas directas por Pasqual, porque veía que no tenía ganas de hablar de su enfermedad, por lo que opté por encender la cámara y rodar lo que hacía en su vida diaria», apuntó.

En este documental, Bosch, director de «Septiembres» y «Balseros», entre otros, ha querido alejarse de los «tópicos» que rodean a esta enfermedad, y mostrar una de las fases del Alzheimer, no tan trágica como la que se vive al final.

Pero, más que una película sobre Maragall y su enfermedad, es un documental dedicado al Alzheimer, habiéndose creado «una herramienta que sirva tanto para la fundación como para todas las personas que lo padecen y sus familiares». «Tiene que ser una película que llegue a todo el mundo -prosiguió-, si no, no tendríamos ningún derecho a hacerla».

Garrigosa reconoció que «todo lo que decimos en la película es totalmente espontáneo», aunque muchas veces haya sido una «carga» el hecho de que «una cámara te siga a todas partes». La mayor «carga» para ella, según apuntó, es la propia enfermedad. «No pensaba que la vida me jugaría esta mala pasada, pero en casa intentamos que esa pasada no sea tan mala de lo que es», dijo.

La mujer de Maragall coincidió con Bosch al afirmar que han evitado centrarse en el «momento dependiente del Alzheimer», ya que existen varios títulos que hablan de ello. «Parece que un enfermo no puede salir solo a la calle porque se va a perder. Por ello rompemos con los tópicos que se muestran habitualmente en películas que tratan sobre esta temática», apostilló.

Además de ser testigo del día a día de Maragall y su familia, la cámara de Bosch también ha recogido declaraciones de varios científicos internacionales que investigan el desarrollo de esta enfermedad. Garrigosa sentenció que «ésta tenía que ser una película válida para todo el mundo. Sabemos que para el Alzheimer no existe cura en ningún país, por lo que este trabajo tenía que tener un carácter internacional».

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