El minimalismo característico del cineasta noruego Bent Hamer es aplicado a una película coral, un cuento navideño compuesto por historias paralelas. No llegan a ser historias cruzadas, tal como ha estado de moda desde que Paul Thomas Anderson realizara «Magnolia» hace once años, porque el único personaje que establece una conexión entre los protagonistas de dos diferentes episodios es el doctor que está de guardia durante la Nochebuena en que transcurre la acción. El resto no llegan a cruzar sus diferentes caminos, tal vez para mostrar mejor en una sola noche aspectos de la vida tocantes a generaciones opuestas, al igual que en esas horas coinciden en el pueblo de Skogli un nacimiento y una muerte. Hamer otorga mayor relevancia al primer hecho, siendo la anécdota de la pareja de inmigrantes kosovares que van a tener un bebé la que abre y cierra el relato, con señales celestiales incluidas en forma de aurora boreal. Esto impregna el conjunto de un aire de moderna representación belenística, en el fondo tan dulzona y empalagosa como las tradicionales.

Si algo distingue a Bent Hamer es su depurado estilo visual, que dota a la típica estampa navideña contenida en «Home for Christmas» de aspectos singulares a la hora de captar la ambientación nocturna sobre el paisaje nevado, gracias a que juega imaginativamente con las luces de los árboles decorados dentro de las casas, en contraposición con las que iluminan las carreteras solitarias. Son contrastes bien manejados que le permiten reunir sin estridencias pasajes alegres con otros más tristes, por lo que acierta siempre en su labor de dirección. El desequilibrio interno proviene del guión, ya que unas anécdotas poseen mayor credibilidad que otras. El riesgo para las películas que reúnen historias cortas es que no todas ellas pueden gustar por igual. La del padre divorciado que se disfraza de Papá Noel, por ejemplo, resulta mucho más original que la del futbolista fracasado que trata en vano de volver a casa por Navidad.