Victoria ante el Mallorca
Una versión menos vistosa pero más efectiva
El Athletic echó mano de la suerte para adelantarse en un partido muy trabado. Los rojiblancos se crecieron con la ventaja y acabaron goleando a un Mallorca con muy poco espíritu.
ATHLETIC 3
MALLORCA 0
Amaia U. LASAGABASTER
El Athletic consiguió su primera victoria de la temporada en San Mamés con prácticamente la única versión que le faltaba por ensayar. Tras el triunfo aburrido pero madurado de Alicante, el aturullamiento del Atlético y la exhibición sin premio del Sporting, llegó un Athletic menos convincente que el del Molinón -sobre todo menos vistoso-, pero bastante más efectivo.
Producto alterado, en principio, por dos factores. Para mal, por el exceso de precauciones que tomaron los rojiblancos en la primera fase del partido, traducido en una absoluta falta de mordiente, y para bien, por la fortuna, que se agradece siempre, y más cuando hay que romper partidos tan trabados como el de ayer. Porque Joaquín Caparrós tiró de rotaciones en una semana cargadita y con la visita del Barcelona a la vuelta de la esquina, pero a su equipo no se le vio demasiado fresco.
El Mallorca saltó al césped a frenar la previsible avalancha local, pero los bilbainos debieron intuir otra cosa y, además de dejarse arrastrar por el ritmo más pausado de su rival, se preocuparon tanto porque el recuperado Chori Castro no recibiese balones que se acabaron partiendo en dos.
Los atacantes locales vivieron aislados durante buena parte del primer tiempo, lo que les dejaba en inferioridad ante una defensa que tenía en Martí a su primer hombre. Los centros de David López, las galopadas de Muniain, las peinadas de Llorente o los balones de Igor Martínez, todos ellos bastante esporádicos, encontraron casi siempre la cabeza, la pierna o las manos de la zaga y el portero mallorquinistas.
Empezaba a impacientarse, y a demostrarlo, una grada que se las había prometido muy felices tras lo visto en Gijón, cuando la fortuna se alió con el Athletic, que acertó en su segundo disparo entre los tres palos -el primero, de Igor Martínez, lo había despejado Aouate con la pierna-, a sólo un minuto del descanso. Fue un centro-chut con la zurda de David López desde el vértice del área, que parecía buscar a Fernando Llorente, pero que acabó colándose junto a la base del poste opuesto.
Justo lo que necesitaba un equipo con tan poco espíritu como el que mostró ayer el Mallorca, encajar un gol cuando el árbitro tenía ya el silbato en la boca para decretar el final del primer tiempo. No lo digirió. Confiado, quizá, en que su anfitrión se mostrase tan poco incisivo como en el primer tiempo y en que la fortuna cambiase de bando, o directamente porque ahora mismo no da para más, el equipo de Laudrup asustó tan poquito como lo había hecho en los 45 primeros minutos.
Finiquitado en un cuarto de hora
No tardó, además, en comprobar que su confianza no tenía fundamento. Para empezar porque, aún sin acierto, los bilbainos se vieron más sueltos con ventaja en el marcador; y para rematar, porque la suerte volvió a sonreir al mismo. Al cuarto de hora de la reanudación, Llorente peleaba un balón en el área con Nunes, en cuya mano acabó dando el esférico. Teixeira Vitienes no lo dudó y Mikel San José tampoco. Cogió el balón, lo colocó y materializó el 2-0.
Laudrup reaccionó con una apuesta que parecía arriesgada -retiró a Pau Cendrós para meter a Pierre Webó-, pero que en la práctica no sirvió de mucho. El partido se había acabado para el Mallorca y, en cierta medida, comenzaba para el Athletic. Los rojiblancos ya se veían ganadores y, con ganas de divertirse, buscaron la puntilla.
También hubo tiempo para que Igor Martínez, que se estrenaba en San Mamés, se llevase la ovación de la grada o para que Iñigo Pérez disputase sus primeros minutos de la temporada. Pocos pero con enjundia. Primero combinó con De Marcos para que el alavés enviase el balón al palo y, ya en el descuento, pescó un rechace en el área para firmar el definitivo 3-o.
Una goleada difícil de prever en los primeros compases del choque, y que acabó dejando lecturas exclusivamente positivas: el Athletic se regaló un triunfo para celebrar su partido 2.500 de Liga, la comodidad del partido permitió a Joaquín Caparrós reservar a jugadores que se presumen claves frente al Barcelona y el equipo, en la parte noble de la tabla, recibirá al conjunto culé con un colchoncillo suficiente como para no repetir el ataque de ansiedad que tan caro pagó frente a Atlético. Más que suficiente para dar por buena la enésima versión.
Joaquín Caparrós no encontró peros a la victoria de su equipo,que ratifica las ambiciones con las que ha comenzado la Liga el Athletic y, en un plazo más corto, aumenta la tranquilidad en vísperas de la visita del Barcelona.
«Esroy contento porque se ha hecho bueno el punto del sábado. Y porque no era fácil -resumió el técnico-. Ganar un partido en Primera, con la igualdad que hay, es difícil. Pero hemos ido de menos a más, en defensa no nos han hecho prácticamente ocasiones y nosotros hemos tenido alguna opción anterior al gol. Ser constantes nos ha permitido irnos al descanso con ese 1-0». Un gol especialmente relevante por el minuto en el que llegó, aunque en opinión del utrerano «un gol es importante en cualquier minuto. Pero habíamos tenido alguna ocasión antes -insistió-. Es igual meter en el tres o en el 93, lo importante es el resultado final. Qué duda cabe que meterse con ventaja al descanso es importante, pero también hay que destacar que el equipo ha vuelto al campo en la segunda parte a apretar y a buscar el segundo gol», subrayó.
Y pese a que el triunfo llegó en un partido diferente a los anteriores, Caparrós ve una línea clara en la trayectoria de su equipo. «No vamos cambiando. Lo que queremos es seguir creciendo, compitiendo cada vez mejor... Somos 23 más los chicos del B y eso hace que haya competencia sana dentro, como hay. Queremos competir y ganar partidos e intentar ilusionar a la gente y conseguir un final distinto a la temporada pasada, aunque en esa misma línea. Aunque ahora no vale hablar de eso, porque el objetivo es lo primero que se pone y lo último que se consigue. Ahora lo que hay que hacer es ir creciendo, colectivamente y también cada uno individualmente», insistió.
Un crecimiento el que están destacando los jóvenes. «Hay que darles tiempo y también la posibilidad de que se equivoquen. Estamos muy contentos porque tenemos una edad media de 23 años y pico y eso es algo muy importante de cara al futuro».
En el futuro más próximo aparece la visita del Barcelona. Por eso Caparrós quiere «olvidar» ya lo de anoche y pensar en «un partido muy bonito y afrontarlo con el convencimiento de que si hacemos las cosas bien, podemos conseguir un resultado positivo». A.U.L.
Fernando Llorente tendrá que fijarse en otra estadística, porque la primera que tenía al alcance de la mano en esta Liga no ha cuajado. El delantero había anotado en las tres primeras jornadas, pero ayer, no por demasiado, se quedó con las ganas.
El Athletic disputó su partido 2.500 de Liga. 79 temporadas completas más las cuatro jornadas de la actual, que arrancaron el 10 de febrero de 1928 con el derbi que disputó frente a la Real en Atotxa. El Real Madrid alcanzó ayer la misma cifra y el Barcelona lo hará esta noche.