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Crónica | Un derbi sólo para Osasuna

La Real olvidó que el partido importante era el de Iruñea

La Real olvidó que el partido más importante de los tres que llegaban en nueve días era el de Iruñea. El equipo jugó sin la intensidad y la agresividad que exige un derbi ante un rival directo en la lucha por la permanencia y eso le dejó sin opciones pese a encontrarse con el partido de cara sin hacer nada.

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Joseba ITURRIA

Uno no entiende las rotaciones en un equipo que no juega competición europea y que debería tener como único objetivo claro la Liga, que sólo presenta tres jornadas en miércoles en toda la temporada. Y las otras dos llegan en marzo y mayo. La Copa ofrece enseguida una opción a doble partido para que los menos habituales tengan su oportunidad. Pero lo fundamental para la Real, y más tras vivir la Segunda tres años, es la Liga y, sobre todo los partidos contra los rivales directos, que a principio de Liga son la mayoría, aunque algunos más que otros.

Osasuna es uno de éstos y la Real desaprovechó la oportunidad de agravar las heridas y el mal ambiente que se palpaba en Iruñea. Y lo hizo desde antes del partido. Camacho sacó al que consideraba su mejor once y Lasarte no, porque Rivas y Aranburu son su pareja de pivotes.

Cambiar a los dos de golpe cuando Markel y Elustondo apenas habían jugado entre los dos cuatro minutos en los tres primeros partidos no es bueno. El entrenador transmite al equipo que el partido importante de estos nueve días no es el de ayer. Si entendía que su equipo base no podía soportar tres esfuerzos en una semana el que debía haber sacrificado era el jugado ante el Madrid porque, como sucedió, por mucho que se juegue un gran partido, hay un 80% de posibilidades de perder.

Ni tan siquiera dentro de la lógica de introducir rotaciones tiene sentido la dirección de ayer de Lasarte. Porque sólo hizo dos cambios y jugaron 90 minutos los jugadores que físicamente están más justos, Zurutuza y Tamudo, y no dio entrada al único suplente en el que ha mostrado confianza importante en los tres partidos disputados, Viguera. Ni llegó a jugar cuando su entrada en lugar de Zurutuza parecía el único cambio lógico a la hora de repartir esfuerzos.

Es posible que la Real hubiera perdido igual si juegan de salidas los mismos once que se lucieron ante el Madrid, porque los ocho que repetían no tuvieron la misma intensidad que el sábado, aunque el mensaje que debían recibir los jugadores de su entrenador era otro.

Seis faltas en 73 minutos

Pero el partido no lo perdió Lasarte por su alineación, sino los once que jugaron, que tuvieron una actitud inadecuada para afrontar un derbi tan importante como el de ayer. En el minuto 73, segundos antes del tercer gol, Osasuna llevaba 18 faltas y la Real seis (22-10 al final con tres tarjetas para los rojillos y una para los blanquiazules). Esos datos resumen por sí solos la actitud con la que los dos disputaron el derbi. Parecía que uno se jugaba más que otro y se jugaban lo mismo. La vida.

Y eso que la Real se encontró con un gol que ni había buscado. Bastó un pelotazo de Bravo, un mal despeje de Puñal y Tamudo volvió a demostrar su gran nivel y calidad. Tres goles en tres partidos en los que la Real sólo ha podido sumar un punto porque ha encajado siete tantos. Y eso que a Osasuna se le veía muy mal en el primer tiempo, pero la Real le dio vida. Ni atacó, ni defendió esa ventaja.

Osasuna atacó con muchas facilidades, sobre por la derecha realista, donde Camuñas, Monreal y Soriano se impusieron a Carlos Martínez, Xabi Prieto y Elustondo. Casi todo el juego se centró en esa banda, salvo la genialidad de Juanfran en el 2-1. Así, Monreal dio el centro del gol de Pandiani y Camuñas materializó el centro del alicantino.

Markel y Elustondo estuvieron mal, aunque no deberían jugar juntos porque son pivotes defensivos y necesitan a su lado a un jugador más ofensivo. Además sorprendió que el sustituido de los dos fuera el que no tenía tarjeta y el que menos puede aportar en ataque. Sin centro del campo, el juego realista se basó en buscar a su banda derecha y Camacho estuvo listo al colocar a Soriano para que con su envergadura ganara la mayoría de los balones aéreos que envía la Real sistemáticamente a Xabi Prieto y Zurutuza.

Sin intensidad defensiva, sin agresividad y sin más recursos ofensivos, la Real es un equipo vulgar y lo primero que hay que hacer es jugar con otra actitud, ser el equipo sólido e intenso que ascendió y tener claro que todos los partidos de Liga son importantes, pero sobre todo los que enfrentan a equipos que lucharán por la permanencia.

 

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