Hay quien asegura que la sensación que se experimenta al montar en una de ellas es como la de Pancho y compañía en ``Verano azul''. Hablamos de la bicicleta eléctrica, una de esas apuestas ``ecológicas'' de las administraciones que, en semanas como ésta de la movilidad sostenible, pedalean aún con más fuerza para ganar adeptos entre la ciudadanía. Unos la ven como la bici del futuro -en países del norte europeo están muy extendidas y en China circulan ya unos diez millones de unidades-, otros como un temprano brindis al sol como el de los coches eléctricos.

Pero en la comarca vizcaina de Uribe-Kosta su uso compartido con el de la bici tradicional está cosechando unos resultados esperanzadores, según los promotores de la iniciativa Bizimeta, que cumple un año dando pedales por los municipios de Berango, Urduliz, Sopelana, Barrika, Gorliz, Plentzia y Lemoiz. Es el primer servicio público de transporte en bicicleta conectado con el resto de los transportes en Euskal Herria y que ya cuenta, después de doce meses, con más de 1.200 usuarios.

Ayer fue día de balances y de demostraciones. El funcionamiento es tan sencillo como coger la bicicleta en un punto o municipio y desplazarse al vecino, donde volver a dejar el vehículo, siempre que el tiempo de uso no rebase las dos horas -podrá volver a cogerse la bici pasados diez minutos-. Hasta hace poco, el alquiler era gratuito para los usuarios, que sólo debían adquirir una tarjeta anual por 10 euros, pero, ahora, los que quieran tomar prestado una unidad deberán abonar 0,15 euros, si se trata de una convencional, y 0,30 si es eléctrica.

La Mancomunidad repartió inicialmente 113 bicis, 20 de ellas eléctricas, en 13 puntos de recogida y depósito, principalmente en las paradas de metro, cascos urbanos y playas de las localidades. En agosto se ampliaron, incluso, algunos puntos de recogida, dada la buena aceptación del servicio. Son, precisamente, las personas entre 35 y 50 años las que más han demandado esta prestación, que sobre todo con las bicis eléctricas cubren más fácilmente los trayectos.

Desde la Mancomunidad de Servicios de Uribe-Kosta se ha querido agradecer esa aceptación, echando mano, como les gusta hacer a las administraciones cuando se trata de apostar por lo ``verde'', del enemigo público número uno del medioambiente planetario: «Gracias a ellos y ellas se ha evitado la emisión de 5,76 toneladas de CO2». O, por si les sabe a poco, la equivalencia a «plantar 69 árboles y garantizar su cuidado y crecimiento durante 40 años». Lo que no se han evitado son los actos vandálicos, por valor de 36.000 euros en el primer año.

Poca compra de bicis eléctricas

Lo cierto es que la apuesta por este servicio de préstamo de bicicletas se ha generalizado en muchos pueblos y ciudades vascas. Zumaia, por ejemplo, dice detentar el honor de ser el municipio con el ratio más alto de bicicletas por habitante de la CAV, con un servicio, Mugi, que pone a disposición de su vecindario una flota de 58 bicis y 5 triciclos. Pero tenemos otros ejemplos como Getxo Bizi o el servicio de préstamo de Barakaldo, con hasta seiscientas unidades.

El uso de la bici para desplazamientos urbanos está en auge. Y ahí las administraciones han querido relanzar la apuesta por las eléctricas. El Gobierno de Lakua otorga desde julio pasado subvenciones de hasta 500 euros para su compra. Pero, de momento, la respuesta está siendo discreta, tanto como sus 25 km/h de velocidad máxima permitida. A primeros de setiembre, las solicitudes habían sido 84, repartidas 40 en Bizkaia, 40 en Gipuzkoa y tan sólo 4 en Araba. El objetivo es alcanzar las 370 peticiones para finales de año, meta que no se antoja nada sencilla de alcanzar. Y es que el problema, a pesar de la ayuda, es su elevado precio, de entre 8.00 y 1.000 euros, e incluso más.

Hasta que cale la iniciativa, siempre nos quedará un paseo en bici desde Berango hasta Armintza por un módico precio, pedaleando con Bizimeta.