Portugalete y Real Unión esperaban con ilusión que el sorteo de dieciseisavos de final de la Copa, llevado a cabo ayer, les pudiera traer el premio gordo de que un Barcelona o un Real Madrid pasaran por sus estadios. Pero tuvieron que conformarse con la pedrea de medirse a otros equipos con mucho menos lustre, pese a su participación europea, como Getafe y Sevilla.

El equipo vizcaino gastó toda su fortuna en el anterior sorteo, en el que fue el más beneficiado al quedar exento de tener que jugar la segunda eliminatoria y asegurarse un Primera. Ayer, sin embargo, le correspondió el rival de menos entidad e historia de los que entraron en su bombo, el Getafe de Míchel.

El vicepresidente del club jarrillero, Oscar Egaña, apuntó que, «dentro de la mala noticia» que supone no poder enfrentarse a uno de los dos grandes de la Liga «igual hay posibilidades» de apear a un rival con el que existe cierto ánimo de revancha deportiva después de que su filial le apartara del ascenso a Segunda B hace apenas tres meses.

Egaña confirmó asimismo que no descartan jugar el partido de ida en La Florida, una instalación con capacidad para unos 1.500 espectadores y sin iluminación artificial, aunque hoy se reunirá la Junta para decidir si juegan en su campo o realizan gestiones para hacerlo en las localidades vecinas de Sestao o Barakaldo.

Acostumbrados en Irun

Mejor parado, al menos por brillo del rival, salió un Real Unión en el que en los últimos años están acostumbrados a eliminatorias de este tipo, con el recuerdo de su gesta ante el Real Madrid aún muy fresca en la memoria.

El presidente del Real Unión, Ricardo García, señaló que el Sevilla «es un equipazo», especialmente en los últimos años donde ha conseguido «grandes logros», por lo que «es una buena opción para ver grandes futbolistas en el Stadium Gal y convertirlo en un día de fiesta para el club y para Irun».

Entre los equipos de Primera, fue el Athletic el que, en principio, mejor parado resultó, ya que fue uno de los cinco equipos de Primera que se enfrentará a un rival de Segunda, en su caso el recién ascendido Alcorcón, que la temporada pasada dio la campanada al eliminar al Real Madrid.

Joaquín Caparrós acogió el resultado con la intención de no repetir ni lo que le pasó al Real Madrid ante el conjunto alcorconero ni al propio equipo rojiblanco con el Rayo Vallecano en el curso pasado. «Esperamos no repetir lo del Real Madrid, ni tampoco lo nuestro, ya que fue otro equipo madrileño, el Rayo Vallecano, el que nos eliminó», declaró el técnico sevillano, que manifestó respetar «al máximo» al Alcorcón porque «fue un equipo muy copero durante la pasada temporada».

Caparrós, consciente de que «todavía queda tiempo para preparar el cruce de Copa», tiene claro que «ahora en la cabeza» de sus jugadores «sólo está el Barcelona», rival del sábado en San Mamés en Liga.

Lillo vuelve a Anoeta

La Real, por su parte, tratará de quitarse de encima el gafe que parece perseguirle en esta competición emparejándose a un Almería contra el que ya se enfrentó en Liga la semana pasada. De esta manera, la vuelta a Anoeta de Juanma Lillo, prevista para comienzos de la segunda vuelta, se adelanta unos cuantos meses, ya que el partido de la eliminatoria a jugar en Donostia será el primero y, en principio, quedó señalado para el 27 de octubre.

Osasuna se medirá a otro equipo con un ex en su banquillo, ya que se enfrentará al Deportivo de Lotina, entrenador con el que los rojillos eliminaron al equipo de A Coruña en la temporada 2000, ganando en El Sadar y Riazor por 1-0. No obstante, los deportivistas se tomaron la cumplida revancha en la temporada 2005-2006, 3-0 en Riazor y 2-1 en Iruñea.

José Antonio Camacho señaló ayer que hubiera preferido que les hubiera correspondido un equipo de inferior categoría, «Nos ha tocado un rival de Primera y, por tanto, la eliminatoria será difícil e igualada, y se resolverá en Riazor».

En diez días, Osasuna y Deportivo se enfrentarán en dos ocasiones, concretamente el 17 de octubre en Liga y el 27 de octubre en Copa.