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ZINEMALDIA

Villaronga: «Huimos del discurso político; hacemos un discurso emocional»

«Pa Negre», del director mallorquín Agustí Villaronga, ha sido una de las películas que mejores críticas ha recibido en la competición oficial, con una historia ambientada en los años de la posguerra, pero que queda lejos de los tópicos que rodean a este tipo de largometrajes. El título, basado en la novela homónima de Emili Teixedor, aborda el drama personal de una familia, y huye de los discursos políticos habituales para recalar en el trasfondo emocional.

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Ariane KAMIO | DONOSTIA

«Pa Negre» no es la típica película sobre la Guerra del 36 y sus consecuencias; «Pa Negre» se ambienta en los años posteriores de la guerra, pero pone la lupe en las desgracias que se desencadenan en una familia catalana a raíz la trágica muerte de un vecino y su progenitor. El hijo menor de la familia protagonista, encabeza a su vez una historia que también se visualiza desde la mentalidad de los menores, con sus fantasías y fantasmas incluidas.

Las autoridades quieren cargar el muerto al padre de este niño (Francesc Colomer) y, para ayudarle, intenta averiguar quién los mató. En ese recorrido, se produce en Andreu el despertar de una conciencia moral frente a un mundo de adultos alimentado por las mentiras. Para sobrevivir, traiciona sus propias raíces y acaba descubriendo el monstruo que habita en él.

Agustí Villaronga (Mallorca, 1953) «huye» de los acontecimientos externos y se centra en los personajes, evitando así «hacer discursos políticos» y fijarse en un «discurso emocional». Basada en la novela homónima de Emili Teixidor, en esta película «el peso del pasado está muy presente», aunque lo protagonice un niño. Es una historia «coral», en la que «todos los personajes se encuentran atrapados en una especie de tela de araña». Además de Francesc Colomer, Villaronga cuenta en su reparto con la joven Marina Comas (Nuria), quien encarna a una lisiada que está «enfadada con el mundo».

Por encima de estos personajes, el director se adentra en el mundo de los fantasmas, al considerar que es «lo más mágico que tienen estos niños; es lo que sueñan». La película aborda también temas como la homosexualidad -algo muy castigado en aquella época- o el abuso a menores.

Ni buenos ni malos

Uno de los papeles estelares de esta cinta, que fue muy aplaudida por los periodistas, es la de Nora Navas, quien se mete en la piel de una madre y esposa que pasa los años de su vida trabajando y se convierte en una de las figuras más dramáticas de la narración. «El personaje me tomaba. Con solamente entrar a los lugares que rodábamos y vestir la ropa que me correspondía, ya me trasladaba en el tiempo. Me costó mucho liberarme de esa tristeza, ya que hay mucha gente invisible que ha pasado por ello; muchas mujeres que se quedaron solas y no tenían nada que dar de comer a sus hijos», lamentó.

La intención de Villaronga, autor de cintas como «El niño de la luna» (1989), «99.9» (1997) o «Aro Tolbukhin. En la mente del asesino» (2002), ha sido crear personajes que «no fuesen de una pieza, que no fueran ni buenos ni malos». En alcanzar ese objetivo lo acompañan un elenco de actores formado por Sergi López, Laia Marull, Eduard Fernández y Roger Casamajor, entre otros. «Todos los personajes tienen un pasado, todos arrastran cosas consigo mismos», sentenció López.

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