Iker Bizkarguenaga Periodista
Colegas, adolecer NO es carecer
La primera vez fue mientras seguía con interés el resumen de un partido del Athletic. El narrador soltó de repente que el delantero había adolecido de puntería al mandar el balón casi por encima del arco de San Mamés. Sonó como un petardazo al lado del oído, pero después de unos minutos de aturdimiento, pensé que se había tratado de un lapsus línguae como otro cualquiera
Sin embargo, desde entonces me he dado cuenta de que el uso del verbo adolecer como sinónimo de carecer no es sólo común, sino que está incluso más extendido que la versión correcta. En periódicos, en radios, en televisión y hasta en los crucigramas. No sólo en nuestro gremio se comete insistentemente este error. El juez Grande-Marlaska lo hace en su último auto hasta en dos ocasiones. También el lehendakari, quien hace apenas unos días dijo algo así -cito de memoria- como que la derecha adolece de visión de Estado. Como supongo que pretendía hacer una crítica y no un halago -aunque vete a saber con el socio de Basagoiti y compañía-, deduzco que tampoco él conoce el verdadero significado del verbo de marras. Pero bueno, un periodista tiene una carrera universitaria y se le supone conocedor del lenguaje con el que trabaja, así que tiene menos excusa que Patxi López.
Por eso, compañeros y compañeras, sacad el lápiz y apuntad: tercera acepción de la vigésima segunda edición del diccionario de la RAE; «Adolecer: Tener o padecer algún defecto». Por tanto, una persona puede adolecer de tacañería si es agarrado, pero no de puntería cuando falla un gol ni de sentido del humor si no se ríe con ningún chiste.
Viene esto a cuento de que en esta columna quería explicar que López, Ares, Rubalcaba, Marlaska y los trescientos guardias civiles que hace unos días se llevaron a nueve ciudadanos vascos, con las consecuencias que todos conocemos, adolecen de crueldad, sadismo y de una bajeza moral ilimitada, y de otras muchas cosas que ya no me caben. Y no quiero que se me malinterprete.