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Raimundo Fitero

Luz

Apaga la luz Mariluz que yo no puedo dormir con tanta luz. Sube el recibo de la luz y en uno de los argumentos que se nos lanza como un cuchillo atravesado se dice que es porque en invierno se consume más. O sea, la ley del mercado colocada frente al servicio público y a la lógica estratégica. Como es necesario usar la luz, para ver, para calentar las casas, para cocinar, para casi todo, se nos sube para complicarnos todavía más la situación económica personal, familiar y empresarial. Una energía básica, de uso obligado, universal, sin escapatoria y la suben. En los informativos de las cadenas televisivas, en esas secciones transversales que ahora ocupan el grueso de lo que no es o fútbol o propaganda política, se les ocurre a casi todas consultar con expertos para que nos aconsejen a gastar menos luz en nuestra vida cotidiana. Y después de ver varios reportajes ilustrados, yo digo que para gastar menos luz, hay que vivir a oscuras muchas horas o plantear ajustes horarios laborales no de conciliación familiar sino de conciliación solar, comerse los pre-cocinados fríos y usar mantas en vez de calefacción.

Y por encima de todas las cosas apagar, lo que se dice apagar, el electrodoméstico esencial cada vez que hablen los famosos, les den programas a los comicastros, se entrevisten a los futbolistas y a los que viven de la política, es decir casi todo el día, y ahí ahorraríamos mucho en luz y en espíritu combativo. Las demás recomendaciones son aleatorias. Porque la verdad sea dicha, lo de las bombillas de bajo consumo empiezan a ser sospechosas de todas las sospechas. La diferencia de coste con el supuesto ahorro es una ecuación que cuesta entender.

Lo único que en día de pleno parlamentario gasteiztarra uno ha sacado en claro es que la luz y las luces no siempre se corresponden, ni se retroalimentan. En el rectángulo vasco, hay mucha luz, pero muy pocas luces. Las intervenciones de gobierno y oposición así nos lo hacen sentir. López es oscuro, manso, funcionarial, agotador en su vacuidad. En la oposición le contestan con panfletos de sacristía general, como grafiteros municipales. Desde luego, la realidad, la luz, está en otros lugares. Y esperando.

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