Donostia y Bilbo fueron ayer escenarios de sendos juicios contra las empresas CAF y Astilleros Zamakona por el uso del amianto. «Es una miseria que hayamos perdido a mi padre -José Francisco Lasa- por el cáncer que desarrolló por trabajar en CAF en contacto con el amianto y tengamos que estar recorriendo los juzgados para que nos lo reconozcan», dijo a GARA su hija Conchi. En este caso, reclaman una indemnización por daños y perjuicios derivados de la enfermedad profesional por la que falleció en octubre de 2009. Lasa prestó servicios en la empresa CAF como carpintero en la sección de montaje entre los años 1949 y 1986, donde fabricaba y colocaba los cuadros eléctricos de baquelita, un material compuesto por amianto.

El trabajador permaneció expuesto a las fibras de amianto en la empresa CAF sin que ésta adoptase ningún tipo de medidas de seguridad. El uso del amianto, como certificaron diversos trabajadores, era algo habitual y se utilizaba para recubrir las conducciones, tuberías y y tubos de escape de los trenes, de forma que el trabajador permanecía expuesto a las fibras de amianto que se desprendían por las diferentes operaciones.

Los familiares de Marcial Gallego, ex administrativo de Astilleros Zamakona, reclaman que se le reconozca la enfermedad profesional.

Como subrayó a GARA su hijo Gontzal «ha quedado demostrado, como ha reconocido la empresa, que había amianto en ese astillero». Marcial Gallego no manipuló de forma directa este material, pero su puesto de trabajo estaba encima de donde sí se hacía y por donde los administrativos tenían que pasar todos los días.

Los abogados de Zamakona, Mutualia y mutua Fraternidad sembraron la duda sobre la concentración de fibras que podría haber inhalado, aunque la evidencia científica confirma que con tan sólo una y en poco espacio de tiempo se puede contraer un cáncer.

Durante el año 2009 fallecieron diecisiete ex trabajadores por el amianto y este año suman ya otros quince fallecidos, según indicaron a GARA desde Asviamie.