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Acuerdo histórico en Gernika

Izquierda abertzale, EA, Aralar, AB y Alternatiba acuerdan impulsar un escenario de paz y diálogo político

Cinco partidos vascos y múltiples sindicatos y colectivos firmarán hoy en Gernika un pacto histórico. Impulsarán «un escenario de paz y soluciones democráticas», para lo que demandan a ETA un «alto el fuego permanente, unilateral y verificable» y al Estado la derogación de la Ley de Partidos y el cese de la política carcelaria, entre otras cosas. Tras ello, ven imprescindible un diálogo político basado en los principios Mitchell y que busque un acuerdo incluyente.

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Ramón SOLA | DONOSTIA

En Gernika, un escenario muy emblemático para Euskal Herria, nacerá hoy un acuerdo que puede tener gran relevancia en la historia próxima vasca. A las 17.00, cinco fuerzas políticas vascas -la izquierda abertzale, EA, Aralar, AB y Alternatiba-, sindicatos y organizaciones sociales suscribirán el llamado ``Acuerdo para un escenario de paz y soluciones democráticas'', que se dirige tanto a ETA como al Estado español para reclamar un escenario no violento e impulsa el diálogo y la negociación política multipartita en ese nuevo contexto.

Se trata de un acuerdo que se ha ido gestando, en reuniones privadas, a partir del pacto estratégico entre la izquierda abertzale y EA. Ambas formaciones pusieron en circulación una propuesta de mínimos democráticos que, tras las aportaciones de los diferentes agentes, ha derivado en el texto que será presentado y firmado hoy.

Entonces se desvelará también cuáles son los organismos que lo hacen suyo, aunque se puede avanzar que entre ellos estarán las cinco fuerzas políticas citadas al inicio, de diferentes ideologías y trayectorias muy distintas. Lógicamente, el texto concreto también se iba a dar a conocer hoy, pero ayer apareció reproducido casi íntegramente en diarios del Grupo Noticias debido a una filtración. Posteriormente, las agencias ofrecieron un amplio resumen con numerosos extractos textuales del acuerdo.

Con este pacto, los firmantes no sólo emplazan a las partes a abrir un escenario democrático y de soluciones, sino que se declaran a sí mismas responsables de impulsarlo. El último párrafo de este acuerdo de Gernika explicita que «todos los postulados abordados en este documento son asumidos por las organizaciones políticas, sindicales y sociales firmantes del mismo, que se comprometen a cumplirlos y dar traslado de los mismos a agentes internacionales y a trabajar en la activación popular de la sociedad vasca para que la ciudadanía los haga suyos, y se sitúe como única garante de la evolución del proceso de solución democrática».

«No violencia con garantías»

El acuerdo comienza aludiendo a la posibilidad abierta de «encauzar el conflicto político y la confrontación violenta hacia un escenario de paz y soluciones democráticas», y remarca que para ello es necesario asentar una situación de «no violencia con garantías». Acto seguido, los firmantes exponen una serie de premisas para ello.

Se dirigen tanto a ETA como al Gobierno español. A la organización armada vasca le demandan «un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional» (el primer y el tercer concepto estaban incluidos en la Declaración de Bruselas), y se aboga por que éste sea «expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada».

Al Estado español, por su parte, se le requiere «el reconocimiento de los derechos civiles y políticos permitiendo la actividad y el desarrollo de todos los proyectos políticos» (se incluye aquí la demanda de derogación de la Ley de Partidos Políticos). Y junto a ello, «la revisión de los procesos judiciales contra personas y estructuras organizativas derivados de su actividad política», «la derogación de jurisdicciones, tribunales especiales, toda legislación de excepción y con ella la desaparición de la incomunicación», «el levantamiento de las medidas restrictivas y/o prohibitivas en su actividad política impuestas a militantes y organizaciones independentistas».

Además, se demanda al Estado «el cese de la política penitenciaria» y la adopción de una serie de medidas «como primer paso del camino hacia la amnistía, que conduzca a la ausencia total de presos/as y exiliados/as a consecuencia del conflicto político». Son seis: fin de la dispersión, liberación de los presos enfermos, concesión de libertades condicionales a todos los pendientes de juicio, así como a quienes hayan cumplido los requisitos legales, aplicación «sin restricciones ni arbitrariedades de todos los beneficios penitenciarios legalmente establecidos» y derogación de la ley que impone 40 años de condena.

Como demandas dirigidas a las dos partes cabe entender ésta: «La desaparición de todo tipo de amenazas, presiones, persecuciones, detenciones y torturas contra toda persona por razón de su actividad o ideología política».

«Negociación política»

Los firmantes del acuerdo de Gernika recalcan a continuación que con ello no estaría finalizado el contencioso, dado que «en el marco de un proceso de estas características, donde se haya consolidado ese escenario de paz y normalización política suficientes, será imprescindible activar espacios de diálogo y negociación política para abordar en su integridad las causas y consecuencias del conflicto».

En consecuencia, se comprometen a impulsar ese diálogo sobre una serie de «principios y contenidos». El primero es que el diálogo y la negociación pertinentes se regirán «en todos los ámbitos» por los llamados principios del senador Mitchell, que fueron ya aplicados en el proceso de resolución del conflicto del norte de Irlanda. A saber, «uso de medios exclusivamente democráticos y pacíficos para resolver las cuestiones políticas, oposición a cualquier intento de utilizar la fuerza o amenazar con utilizarla para influir en el curso o en los resultados alcanzados en las negociaciones multipartitas, y compromiso de respetar los términos de cualquier acuerdo alcanzado en las negociaciones multipartitas».

A partir de ahí, el pacto establece que el diálogo político «buscará un acuerdo incluyente entre todas las culturas políticas del país, sobre el reconocimiento tanto de la realidad nacional vasca como del derecho a decidir, y el respeto de la voluntad popular democrática sobre el modelo jurídico-institucional interno, y sobre el tipo de relación con los estados». «Incluida la independencia», se especifica.

El último punto habla de las víctimas del conflicto político. Tras subrayar «la realidad de las múltiples violencias», admite la «necesidad de un reconocimiento, reconciliación y reparación» para todas ellas.

CINCO fuerzas

Cinco fuerzas políticas suscribirán este pacto: la izquierda abertzale y EA, que lo han impulsado, junto a Aralar, AB y Alternatiba. Junto a ellas, múltiples sindicatos y colectivos.

Malestar por la filtración

No es la primera vez que este tipo de documentos de consenso aparecen en la prensa antes de ser presentados públicamente, lo que ocasionó un notable enfado entre los firmantes. Varios de ellos confirmaron a GARA que el autor de la filtración es un representante de Aralar. Consciente de ello, la dirección de este partido ha ofrecido explicaciones al respecto al resto de socios del acuerdo y asume que el hecho ha provocado malestar en la propia Ejecutiva.

El secretario general de Eusko Alkartasuna, Pello Urizar, tenía convocada ayer una rueda de prensa por otro motivo pero fue inevitable la pregunta sobre las noticias que ya se habían publicado sobre este acto. Urizar no quiso ofrecer más detalles hasta que la iniciativa estuviera definitivamente cerrada, por respeto al resto de participantes en la misma.

Lo que sí hizo fue denunciar que «debe haber otros intereses que no son coincidentes, no con los de EA, sino con los de la mayoría de quienes creemos que es necesario profundizar en esto, porque ya es la segunda vez que se produce una filtración con esta iniciativa. Quien lo ha hecho sabrá cuáles son sus intereses».

Pello Urizar no quiso señalar al autor de la filtración, que provocó que «El Diario Vasco» titulara «Aralar pide a Batasuna y EA que su documento exija a ETA un alto fuego definitivo» y «Diario de Noticias» destacara que «Batasuna y EA aceptan las aportaciones de Aralar».

ELA y LAB, con la manifestación del próximo sábado en Bilbo

ELA y LAB estarán en la manifestación por los derechos civiles y políticos convocada por conocidos ciudadanos vascos el próximo sábado 2 de octubre en Bilbo. El sindicato que preside Adolfo «Txiki» Muñoz indicó ayer en una nota que el acto coincide con «el deseo de la sociedad vasca para que las libertades y garantías democráticas sean reconocidas y asimismo se respeten todos los derechos humanos, civiles y políticos en nuestro pueblo». Por ello, ELA anima al conjunto de la población, «y al mundo del trabajo en particular», a salir a la calle para exigir el derecho de manifestación y reclamar el respeto de todos los derechos.

Otro tanto hace LAB. Su secretaria general, Ainhoa Etxaide, explicó ayer en Euskadi Irratia que prevén una movilización «gigante» y que este tipo de iniciativas ciudadanas son «totalmente necesarias, y deben además ser eficaces».

Tras recordar las prohibiciones de las dos manifestaciones convocadas sucesivamente en Bilbo hace dos semanas, Ainhoa Etxaide alentó a que «todos estemos en la calle» el próximo sábado para denunciar entre otras cosas que el derecho de manifestación o el derecho de hacer política siguen sin estar al alcance de todos. GARA

Urkullu ve «sopa de letras» y «excusas para ganar tiempo»

El presidente del EBB, Iñigo Urkullu, colgó ya el jueves en su blog un texto en el que recuerda la figura de Scheherezade, que se mantuvo viva gracias a contar historias al rey noche tras noche -«excusas para ganar tiempo», decía- y lo compara con ETA. «18.675 días y 18.675 noches. El relato era y es su única táctica y estrategia. No ha habido nada más... Bueno... sí, muertos, terror, extorsión, familias destrozadas, sufrimiento también en `su propio mundo', sí, cautividad de sus `acólitos'».

Apuntaba luego Urkullu que «el relato» de ETA «ni convence ni interesa» y saltaba a que «el único relato posible tiene que ser el de la política y el de la palabra. Y a quien le toca contarlo, sin la estrategia de ganar tiempo, y ponerlo en práctica es a la autodenominada izquierda abertzale». Sabiendo de qué hablaba y apuntando hacia el acto de Gernika, añadía: «En solitario o en forma de `polo'. Entre dos o entre cinco. Con los que están ahora o con quienes puedan sumarse en los próximos días, en las próximas horas. Bienvenidos». Urkullu continuaba explicando que «el PNV tiene muy claro cuál es su camino. Nuestro camino. El camino del Partido Nacionalista Vasco. Espero que quienes formen ese `polo' o `sopa de letras' no basen otra vez un `relato' con las menciones que la autodenominada izquierda abertzale no está haciendo nuevamente en estos días pasados en su pretensión de así ganar `tela al paraguas', pretendiendo captar a las `bases descontentas del PNV con su actual dirección' (¡qué `relato' más innovador!)».

Concluye Iñigo Urkullu afirmando que «en ese camino, el del PNV, lo dije ya en mi primera intervención como presidente -el 02-12-2007-, manteniendo nuestra propia identidad, existe un mundo por construir, siendo conscientes incluso de la pretensión final que se tenga para sustituir al PNV. Sin violencia hay todo un universo por explorar y por construir. Con la coacción y con `relato' pasado no hay espacio para nada». I. I.

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