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Crónica | Proceso hitórico

El Estado alemán juzga a una ex militante de la RAF

Desde el miércoles, la ex activista Verena Becker se enfrenta a un juicio por la preparación y colaboración en el atentado que, en 1977, costó la vida al fiscal general Siegfried Buback. El juicio tiene lugar en la cárcel de Stuttgart-Stammheim que fue escenario de otros históricos procesos contra la Fracción del Ejército Rojo (RAF).

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Ingo NIEBEL

Este juicio no habría tenido lugar si no hubiera sido por la insistencia del hijo del difunto fiscal Siegfried Buback. Michael Buback piensa que los auténticos autores del atentado que en 1977 costó la vida a su padre nunca han sido juzgados por este hecho. No es la venganza la que mueve a este catedrático de Química, sino el deseo de obtener justicia. Buback ha documentado en un voluminoso libro los indicios que apuntan a Verena Becker como autora de los disparos que una persona de baja estatura y muy ágil efectuó con una metralleta contra el coche del fiscal general en Karlsruhe. En el ataque murieron también su chófer y su guardaespaldas.

El caso volvió a ocupar el interés mediático cuando Buback hijo se querelló contra el ministro federal de Interior, Wolfgang Schäuble, por la desclasificación de los interrogatorios que en su día el Servicio Secreto Interior (BfV) practicó a Becker. La activista cayó en manos de la Policía cuatro semanas después del atentado en medio de un fuerte tiroteo. En su poder se hallaba la metralleta supuestamente utilizada en la acción contra el máximo representante del Ministerio Público.

Aún así, Becker nunca fue juzgada por este hecho a pesar de que el Estado la presentó como una de los dirigentes de la RAF. Se le condenó a cadena perpetúa por homicidio frustrado en el momento de su detención. La muerte de Buback fue imputada a otros tres miembros de la RAF aunque no había pruebas para ello. En 1989, el presidente de la República alemana indultó a Becker y, en 1998, la RAF se disolvió.

Mientras la activista rehacía su vida en libertad, Buback empezó a realizar una investigación a fondo sobre lo ocurrido, que al final dejó al descubierto no sólo las chapuzas de policías y fiscales, sino que también ha planteado una serie de preguntas muy incómodas para Berlín. Una es ¿desde cuándo Becker colaboró con el BfV? Según el servicio, desde 1981, pero en un documento del bien informado Ministerio de Seguridad de Estado germano oriental consta que el BfV tenía a Becker muy controlada desde mucho antes. ¿Acaso se pudo haber evitado el atentado? Otra duda es: ¿por qué no se le dio más protección a Buback cuando él mismo se la pidió al Gobierno del socialdemócrata Helmut Schmidt?

Con ello, se toca un tema que hasta ahora no se ha tratado jamás en Alemania: el del «combate irregular» contra la izquierda radical de los años 70 y 80. Hasta el momento, impera la imagen de una «lucha antiterrorista» avalada por los principios de un estado de derecho. Parece que Alemania era el único Estado europeo que ni siquiera intentó infiltrar a la RAF. Para conservar esta idílica imagen, la Policía Federal y el BfV activaron a sus contactos mediáticos para que explicasen a la opinión pública el sinsentido de otro juicio contra Becker.

Exculpada

Aunque han fallado, dos días antes del proceso se difundió la noticia de que el ex militante Peter-Jürgen Boock ha exculpado a Becker.

Responsabiliza a Stefan Wisniewski de ser el autor de los disparos mortales contra Buback. Esta versión sí que gusta a la Policía y a la Fiscalía federal, porque llevan ya dos años investigando a este ex activista, sin resultado. Boock dejó la RAF antes de su detención y después de salir en libertad se ha convertido en su testigo de cargo escribiendo libros y dando entrevistas. Después de haber caído en una serie de contradicciones, ni los más decididos enemigos de la RAF se fían de sus relatos.

Se espera que el juicio dure hasta finales de año y que Becker se enfrente a una condena de dos años por colaboración. El proceso se celebra bajo extremas medidas de seguridad, como si la RAF siguiera existiendo. Pero el riesgo real e incal- culable para el Estado es Buback hijo, quien ejerce la acusación particular.

 

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