Los deseos del PP son órdenes para el PSE, así que ahora el Parlamento de Gasteiz se dedica a ejercer de pasante del fiscal y, allí donde Cándido Conde-Pumpido o Javier Zaragoza no llegan en su cruzada contra la izquierda abertzale, Carlos Urquijo está para ejercer de acusica y José Antonio Pastor para secundarle. La Cámara de Gasteiz -con los votos de PSE, PP y UPyD- pidió ayer al Gobierno de Lakua que ejerza las «acciones judiciales que sean pertinentes» contra el dirigente independentista Tasio Erkizia, a quien acusan de haber dicho el 15 de junio, en una presentación de «Zutik Euskal Herria», que «hay más razones que nunca para la lucha armada», lo que consideran una vulneración de la «ley de reconocimiento y reparación a las víctimas del terrorismo».

PNV, Aralar, EA y EB coincidieron en que la propuesta inquisitorial manipulaba las palabras de Erkizia, puesto que éste usó esa frase para dar la vuelta al argumento de un asistente a la charla y hacer una rotunda apuesta por el uso exclusivo de las vías políticas y democráticas. No es que los portavoces de PP y PSE no supieran las verdaderas intenciones de Erkizia, sino que les importaban un pito. Urquijo no quería que la realidad le estropeara un buen titular y Pastor prefiere apretar las tuercas a la izquierda abertzale a soportar que el PP se las apriete a ellos.

Para lo grave que ahora les resultan las palabras de Erkizia, es esclarecedor que ni el Gobierno de Lakua ni el PP ni el PSE sintieran en su día la necesidad de acudir a los tribunales. Sólo lo hizo Dignidad y Justicia, y nada se sabe de dónde acabó su denuncia.

Pero la sesión tuvo el valor de enseñarnos también que el PP liga al PSE directamente con el terrorismo de Estado y que el PSE ve a sus socios como los herederos de los alzados el 18 de julio de 1936. Y eso que los dos comparten equipo en «los demócratas». Urquijo preguntó al PNV cómo habría reaccionado si un dirigente del PSE hubiera dicho que «hay más razones que nunca para el terrorismo de Estado». Y Pastor indicó al portavoz del PP que ése no era un buen camino, porque él podía poner el ejemplo de «alguien de la derecha que dice que hay más razones que nunca para volver a poner en marcha un 18 de julio». Sinceridad a calzón quitado.