Maite SOROA | msoroa@gara .net
Ahora la paliza es para Eguiguren
Los elementos más fanatizados del nacionalismo hispano han encontrado una nueva diana para sus dardos ponzoñosos. Y no les importa una higa que sea un veterano de sus propias filas.
Ayer Carlos Carnicero volvía a prodigarse en los diarios -entre ellos «El Periódico»- para descalificar a su compañero: «Jesús Eguiguren es conocido como el gran especialista del PSOE en el mundo aberzale. Insiste en jugar un papel de mediador y quiere tener un protagonismo desmedido cuando la esencia del arbitraje es la discreción: si el mediador se convierte en protagonista, termina por exhibir el síndrome de Estocolmo, que casi inevitablemente produce la cohabitación con el crimen». ¡Qué fuerte!
Carnicero tiene su propia tesis -un tanto sui géneris- sobre la resolución del conflicto vasco: «Una dosis de humillación de los terroristas es imprescindible para que la ejemplarización quede como seña de identidad de este final».
Claro que todo parte de una sentencia también original: «No hay conflicto político en Euskadi. Esta es la base de las pretensiones de Batasuna y ETA de tener derecho a una negociación. Hay que negar la mayor y cerrarse en banda a la intervención de mediadores internacionales, salvo que lo sean para controlar la disolución de la banda y la entrega de las armas. Internacionalizar el conflicto y equipararlo con el proceso irlandés es otra trampa en la que el Estado español no puede caer. No hay paralelismo con un país conquistado durante siglos a sangre y fuego con lo ocurrido en Euskadi». Ya ven hasta dónde llega la chaladura.
Y para concluir, le vuelve a zurrar de lo lindo a Eguiguren: «Eguiguren insiste una y otra vez en que la democracia será más completa con los independentistas en las instituciones (...) El camino está trazado: que ETA entregue las armas o que Batasuna condene sin paliativos y sin trampas el terrorismo. El favor que les hace la sociedad es permitirles el arrepentimiento. Si se mantiene la firmeza actual, el final es sólo cuestión de no mucho tiempo. Si Eguiguren quiere pasar a la historia, todavía tiene tiempo de optar al Premio Nobel de física nuclear». A Carnicero le toca aspirar a Premio Nobel de Charcutería.