Representantes de los talibán y del Gobierno títere del presidente afgano, Hamid Karzai, han iniciado en secreto un diálogo de paz de alto nivel para buscar una salida negociada a la guerra, según fuentes afganas, árabes y europeas citadas en su edición de ayer por el diario «The Washington Post».

Las conversaciones supondrían una continuación de las poco concluyentes reuniones mantenidas entre ambas partes hace más de un año en Arabia Saudí.

La delegación talibán estaría plenamente autorizada para hablar en nombre de la Quetta Shura, organización de los talibán afganos con sede en Pakistán, y su líder, el mullah Omar, indicaron las fuentes citadas por el diario, quienes añadieron que estaría sobre la mesa un amplio acuerdo que incluiría la retirada de las tropas estadounidenses y aliadas y la entrada de los talibán en un futuro Gobierno de unidad nacional.

Las misma fuentes destacaron la naturaleza preliminar de las actuales conversaciones y la necesidad de no entrar en detalles para no perjudicar el proceso. «Si hablas de ello mientras lo estás llevando a cabo, no funcionará», indicó un funcionario europeo cuyo país tiene presencia militar en Afganistán.

El Gobierno títere confirmó que ha mantenido «contactos con los talibanes y sus líderes» aunque se negó a dar más detalles y se remitió al Consejo de Paz, creado en la última Loya Jirga y que precisamente celebra hoy su primera reunión con el objetivo de intentar desactivar a las resistencia.

Mediación paquistaní

Uno de los miembros de este consejo, Abdul Hamid Mubariz, jefe a su vez de la Unión Afgana de Periodistas, aseguró no estar al tanto de esta información pero mostró su satisfacción por el diálogo en curso. Reveló, eso sí, que el mes pasado viajaron a Kabul antiguos miembros del poder político y militar paquistaní que habrían hablado en nombre de los talibán.

«(El ex ministro de Interior, Aftab Ahmad) Sherpao y el ex jefe del ISI (servicio de inteligencia paquistaní) Asad Durrani llegaron a Kabul representando a los talibán, y se vieron con el ministro afgano de Educación, Faruq Wardak, y el diputado Mirwaiz Yasini», aseguró.

Toda filtración de un proceso de negociación incluye elementos de propaganda. Más si llega por intermedio, en este caso, de un diario estadounidense.

¿Cambio de actitud?

Así, «The Washington Post» asegura, por boca de una fuente cercana a las conversaciones, que los negociadores talibán se habrían mostrado «muy, muy serios». Eso permite al diario presentar un «cambio de actitud», que se debería a que «son conscientes que elementos más radicales están tomando el control del movimiento».

Este «cambio» se contradice en principio con la tesis de que las negociaciones en curso son la continuación de las conversaciones del año pasado, pero la idea es reforzada al asegurar que una facción talibán, la red Haqqani, no participaría en este proceso dialogado.

EEUU ha hecho alarde de su intención de utilizar eventuales procesos negociadores para dividir a la resistencia.

En la misma línea, el Pentágono prometió incrementar la presión militar contra los talibán «para provocar un movimiento de reintegración y reconciliación». Así es como definió los términos de la negociación o rendición. ¿Farol o un intento de hacer de la necesidad (de negociar) virtud? El tiempo lo dirá.