La diputada de Cultura de Bizkaia, Josune Ariztondo, compareció ayer en las Juntas Generales de Bizkaia pero sus declaraciones no ayudaron a despejar las dudas planteadas por los junteros.

Respondiendo al grupo mixto, sobre si las colonias de Sukarrieta son definitivamente declaradas patrimonio monumental sería factible un nuevo Guggenheim, Ariztondo subrayó que es «totalmente compatible» y añadió que desde la Diputación «nunca hemos dicho que haya que quitar o derribar esa construcción en favor de este proyecto, al contrario, han sido otros los que han hablado mucho sobre este proyecto y el edificio, diciendo que el museo conllevará que se retire la identidad de reserva, que eso que se denomina parador nacional sería una buena idea para Urdaibai -supongo que con la bandera española incluida-».

En relación al contenido de las alegaciones que la Diputación pretende presentar al expediente incoado por el gobierno de Lakua, Ariztondo criticó el trato recibido por el Ejectivo de Gasteiz porque «no tuvimos ninguna muestra de respeto por parte del Gobierno vasco, que no nos solicitó nuestro parecer antes de presentar el plazo de alegaciones, que se abrió tres meses después de anunciarlo». Los detalles sobre el contenido de dichas alegaciones los dará la semana que viene.

Concurso de ideas en el aire

El concurso internacional de ideas que la Diputación pretende convocar para llevar a cabo el proyecto del Guggenheim Urdaibai está todavía en stand by, ya que, según declaró Ariztondo, está por decidir el formato que va a tener.

El grupo popular quiso conocer el coste que conllevaría este concurso a lo que la diputada contestó que «tras la última reunión del Patronato de la Fundación del Museo Guggenheim Bilbao del 23 de junio de 2010, el proyecto de ampliación discontinua en Urdaibai, una de las iniciativas contempladas en su Plan Estratégico 2009-2012, y el concurso de diseño arquitectónico, han quedado por el momento a la espera de una decisión definitiva sobre el formato de este concurso internacional». El portavoz popular, Ignacio Aldecoa, definió la situación como «un pantano, en el que los cocodrilos siguen libres», en referencia al interés público.