Anulan el primer juicio a un preso de Guantánamo debido a la tortura
La Administración Obama sufrió ayer un revés judicial cuando el magistrado federal Lewis Kaplan retrasó de nuevo el juicio contra el primer preso de Guantánamo que se celebra en territorio estadounidense al considerar que las denuncias de torturas en cárceles secretas de la CIA desacreditan las declaraciones de un testigo de cargo contra Ahmed Ghailani, acusado de atentar contra la Embajada de EEUU en Tanzania.
GARA |
El primer proceso por «terrorismo» contra un preso de Guantánamo en territorio estadounidense, que debía comenzar ayer en Nueva York, ha sido retrasado de nuevo, hasta el 12 de octubre, para dar tiempo a la acusación para responder a la exclusión por parte de un juez de un testigo clave presentado por el Gobierno.
El proceso contra el tanzano Ahmed Ghailani, de 36 años, acusado de «participar en atentados terroristas», debía comenzar ayer después de varios meses de retraso.
El juez encargado del caso, Lewis Kaplan, estimó que el testigo presentado por el Gobierno, Hussein Abebe, no podía ser citado al estrado debido al hecho de que «su testimonio sería el resultado de declaraciones hechas bajo amenaza a la CIA», la agencia de información estadounidense.
Es decir, que el juez Kaplan considera que los interrogatorios realizados por la CIA, en los que se emplea habitualmente la tortura, no sirven como testimonio válido en un tribunal de EEUU.
Inicialmente previsto para el lunes, el juicio se retrasó por primera vez hasta ayer a instancias del fiscal federal, según documentos judiciales.
Detenido en Pakistán en 2004, Ghailani es el único preso de Guantánamo que hasta el momento ha comparecido ante un tribunal federal estadounidense tras ser trasladado a territorio de EEUU.
Debe responder a más de 200 cargos y puede ser condenado a cadena perpetua. Se le imputa haber comprado el camión y los explosivos que se emplearon en el atentado que se registró en agosto de 1998 contra la Embajada estadounidense en Dar es Salaam, que se produjo al mismo tiempo que otro en Nairobi. Los dos atentados provocaron en total 224 muertos.
El juicio se presenta como una prueba crucial para la Administración Obama, que inicialmente intentó enviar a tribunales ordinarios a los cinco presos de Guantánamo acusados de haber organizado los atentados del 11-S de 2001, antes de recular debido a la presión de los republicanos.
Recurso por escuchas
Por otra parte, el Tribunal Supremo estadounidense rechazó ayer el recurso presentado por 23 abogados de presos de Guantánamo contra la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), una de las agencias más secretas del país, para que revele si sus conversaciones con sus clientes fueron espiadas.
Sin dar ninguna razón la más alta instancia jurídica de EEUU rechazó pronunciarse sobre la demanda presentada en marzo por 23 abogados, que destacaban que la posibilidad de que sus conversaciones estuvieran siendo espiadas complicaba su labor.
Las escuchas sin orden judicial por parte de los servicios de información fueron autorizadas tras el 11-S, pero su existencia no salió a la luz hasta 2005.
Estos abogados se basaron en la ley estadounidense sobre la libertad de información para demandar a la NSA y reclamar que se les facilitasen todos los documentos que hicieran referencia a estas escuchas. La NSA rechazó, amparándose en la seguridad nacional, confirmar si se habían producido escuchas o no, así como entregar cualquier documento al respecto. En mayo de 2007, estos abogados recurrieron a un tribunal federal de Nueva York, que dio la razón a la NSA. También perdieron la apelación. La decisión del Supremo de rechazar su recurso supone que el caso está cerrado.
«La Administración Obama no ha dicho nunca si considera legal o ilegal el sistema de vigilancia de la NSA puesto en marcha por Bush», lamentó Shayana Kadidal, una de las abogadas.
Faisal Shahzad, autor del atentado frustrado con coche bomba en Times Square el pasado 1 de mayo, fue condenado el martes en Nueva York a cadena perpetua, acogiendo la sentencia con desdén y alertando a Occidente de que «la guerra contra el Islam acaba de comenzar».
«Le condeno a cadena perpetua», proclamó la juez Miriam Cedarbaum tras una corta audiencia ante el tribunal federal del distrito sur de Manhattan, cinco meses después del intento de atentado que se produjo en el corazón de Nueva York.
«`Allah u Akbar' (Dios es grande)», respondió el condenado, estadounidense de origen paquistaní, que declaró: «Prepárense, puesto que la guerra contra los musulmanes no ha hecho más que comenzar. La derrota de EEUU es inminente».
«Este veredicto de la juez no me dice nada. No aceptamos su democracia ni sus libertades, porque ya tenemos la `sharia' (ley islámica)», prosiguió.
Refiriéndose a su reciente nacionalización estadounidense -en abril de 2009-, la juez le preguntó: «¿No ha jurado fidelidad a este país?». «Sí, he jurado, pero era una farsa», respondió Shahzad.
Faisal Shahzad, de 31 años, llegó a la sala de vistas fuertemente escoltado. Vestido con un traje de presidiario azul oscuro, llevaba un gorro de algodón blanco.
«La debacle de EEUU es inminente», añadió, antes de proclamar: «Tienen relojes, pero no tienen tiempo. El tiempo nos pertenece».
Shahzad vivía en Connecticut y se convirtió en `muyahiddin' en solitario tras una vida anodina. Se declaró culpable en junio. GARA
Ahmed Ghailani ha pasado cinco años encarcelado sin ser procesado, lo que va en contra de la legislación estadounidense. Sus abogados denuncian que en este periodo ha sido torturado por la CIA.