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Veinticinco años sin Orson Welles, un cineasta no reconocido por la taquilla

Antonio M. GUIRADO (EFE) | LOS ÁNGELES

Orson Welles, uno de los mayores genios de la industria del cine, capaz de alumbrar «Ciudadano Kane» (1941) en su ópera prima, considerada por los expertos como una de las mejores películas de la historia, murió hace 25 años.

Welles, que falleció el 10 de octubre de 1985, a los 70 años, en Los Ángeles (California), dejó tras de sí una trayectoria extraordinaria como director, productor, actor y guionista, y repleta de obras cumbre del cine como «El cuarto mandamiento» (1942), «La dama de Shanghai» (1947), «El tercer hombre» (1949) o «Sed de Mal» (1958). Sin embargo, su mejor cine era tan brillante como alérgico a la taquilla.

Tanto fue así que «Ciudadano Kane», por la que ganó el Óscar al Mejor Guión Original, resultó un fracaso comercial que hizo perder 150.000 dólares a los estudios RKO, una de las compañías clásicas del Hollywood dorado, que firmó el primer contrato al cineasta y le dio el control artístico absoluto.

Welles logró candidaturas al Óscar como Mejor Director y Mejor Actor, y dejó el término «Rosebud», la palabra que entona su personaje antes de morir, para los anales del cine.

Nació el 6 de mayo de 1915 en Kenosha (Wisconsin), hijo de un inventor y de una pianista. La temprana muerte de sus padres provocó que un eminente médico de Chicago lo tutelase hasta que decidió iniciar su andadura en el teatro neoyorquino, tras obtener la recomendación de, entre otros, el novelista y dramaturgo Thornton Wilder.

Formó la compañía del Teatro Mercury, en 1937, junto a John Houseman, con la que interpretó su célebre paranoia radiofónica basada en «La guerra de los mundos», la novela de H.G. Wells. La pieza fue emitida por la emisora CBS e instauró la histeria colectiva en la sociedad estadounidense.

Pasó a la historia como la noche en la que llegaron los marcianos, el terror recorrió el país de costa a costa, las comisarías de Policía se inundaron de llamadas e incluso hubo varios intentos de suicidio.

Aquella genialidad le abrió las puertas de Hollywood de par en par y RKO le firmó su primer contrato, aunque la escasa atracción del público por la obra de Welles hizo que en 1958 éste se trasladara a trabajar a Europa, donde su labor siempre obtuvo un mayor reconocimiento.

La relación tormentosa entre Welles y Hollywood se enmendó finalmente cuando la Academia le otorgó el Óscar honorario en 1971 (aunque no acudió a la ceremonia de entrega y grabó el mensaje de agradecimiento) y sus compañeros de profesión le concedieron en 1984 el máximo galardón del Sindicato de Directores.

Su carrera comprende más de un centenar de trabajos como actor en largometrajes, cortos, series y documentales de televisión (su poderosa voz fue una de sus características más particulares), así como cuarenta obras como director y cuarenta y tres como guionista.

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